lunes, 31 de mayo de 2010

Los extremos del ser humano

Uno de los mayores logros del Cristianismo ha sido desvelar la casi infinita dignidad del ser humano, como imagen de Dios y heredero del universo, y digno de encarnar al mismo Dios en Cristo. Pero a la vez, en el otro extremo, revela al hombre caído, dramáticamente frágil. El "seréis como dioses" bíblico, hay que compaginarlo con la profunda humildad del hombre pecador, criatura dependiente de la misericordia divina.

Hemos sido creados para ser perfectos como nuestro Padre; pero sin su ayuda estamos siempre a un paso de la condenación.

Por esto, quizá el siguiente mayor logro del Cristianismo sea que junto al rechazo frontal del pecado y el crimen, se encuentra la fácil absolución del pecador: simplemente ha de reconocer su culpa.

Ha vuelto a conjugar los dos extremos: las penas enormes y eternas, con el más sencillo método de perdón: el arrepentimiento.

sábado, 29 de mayo de 2010

¿Es conservador el Cristianismo?

Pues siguiendo con el tema de las últimas entradas, tenemos que afirmar que el Cristianismo es a la vez conservador y revolucionario. Sí, ambas cosas a la vez:
Pretende conservar la verdad, aquello que pertenece a la naturaleza humana y le es fundamental; pero desecha todas aquellas falsedades que el hombre -debido a su naturaleza caída- va acumulando; las cosas que le desnaturalizan y le esclavizan.

Y así fue desde el principio. Nuestro Señor y fundador, conservó hasta la última tilde de la Ley antigua; pero arrasó con todos los añadidos que algunos hombres habían echado sobre los hombros de otros hombres. De hecho, Cristo fue indudablemente un revolucionario, como lo debe ser todo cristiano: por eso le crucificaron, porque revolucionaba las estructuras establecidas, sin modificar los cimientos. Y ya nos advirtió que nosotros deberíamos imitarle; y nos ocurriría lo mismo: en el mundo padeceréis persecución; pero, ánimo, yo he vencido al mundo -nos dijo.

Tenemos que ser revolucionarios para restablecer la dignidad de Dios y la dignidad de todo hombre. Pero sin quedarnos en uno de los extremos: defender con firmeza los fundamentos de nuestra Fe y nuestra moral; pero combatir las estructuras de pecado que se han instalado en el mundo.

¿Quién dijo que el Cristianismo es enemigo del progreso?

jueves, 27 de mayo de 2010

La conjugación de los extremos

Decíamos que la virtud no está en conciliar los extremos en un medio ideal. De hecho, el Cristianismo no ha venido a conciliar ambos extremos, sino a mantenerlos en su integridad.

El Cristianismo es la religión verdadera, la interpretación verdadera del mundo, la respuesta verdadera, precisamente porque da razón de ambos extremos, porque da razón de lo que se constata en la realidad.

Y el Cristianismo suele otorgar la misma importancia a los dos extremos:

Dios es uno y trino; Cristo es Dios y hombre; sube a los Cielos y se queda con nosotros; el mundo creado es material y espiritual; el hombre es cuerpo y alma; María es virgen y madre;todas las cosas creadas son santas, pero todas nos pueden hacer pecar; Dios es infinita misericordia e infinita justicia; nos dijo: sed sagaces como serpientes pero sencillos como palomas; no se puede despreciar ni una tilde de la Ley, pero la Ley no es lo importante; el que no muere no da fruto; el que gane su vida la perderá y el que la pierda la ganará; fuera de la Iglesia no hay salvación posible, pero todos los hombres están llamados a la salvación; mi yugo es suave y mi carga ligera; el que no toma su cruz cada día y me sigue no es digno del Reino; mi reino no es de este mundo, pero es rey.

¿No hay en el mensaje evangélico tantas contradicciones aparentes como en la vida del hombre? Pues este es el Camino, la Verdad y, en definitiva, la Vida misma.

martes, 25 de mayo de 2010

In medio virtus

Estoy absolutamente en contra de esa afirmación clásica. La virtud no está en el punto medio: allí está la mediocridad, que no es precisamente virtuosa. La virtud está en saber conjugar los dos extremos; no en practicar ambos a medias. Porque, hablando de virtudes, la verdad de un extremo no excluye la del contrario; sino que la afirma. Me explicaré.

Existen tanto la justicia como la misericordia; pues bien, la virtud no está en se medio-justos y medio-misericordiosos; sino que está en practicar toda justicia con misericordia y toda la misericordia con justicia.

En la vida cristiana, existe la oración y la acción; y lo correcto no es rezar un poco y trabajar otro poco; sino que lo perfecto es alumbrar toda nuestra acción con la oración.

El mejor ejemplo lo tenemos, como siempre, en Cristo: no fue medio Dios y medio hombre; sino plenamente Dios y plenamente hombre.

Un error parecido a quedarse en el medio sería situarse en uno de los extremos y negar el otro: nuestra virtud no sería mediocre, sino coja.

Y esto es así, porque el Cristianismo le muestra al hombre el misterio del hombre. Y éste, hecho a imagen y semejanza de Dios, tiende a la perfección de ambos extremos.

Por esto debemos atender al bien espiritual del hombre, que es su salvación, sin descuidar su bien material, sus necesidades.

Por esto debemos amar a Dios con todas nuestras fuerzas materiales; pero al prójimo, más aún, debemos amarle como Dios le ama. ¿Que no es fácil? Efectivamente, pero es debido a la grandeza del hombre, a la complejidad de su naturaleza. Pero esto tiene una ventaja: que la moral cristiana no descansa en la certeza absoluta de un dogma, sino en la incertidumbre de querer conjugar los extremos. Y esto nos lleva a no tener nunca la certeza de haberlo hecho totalmente bien; pero tampoco podremos nunca constatar que lo hemos hecho totalmente mal.

¿No será esto una manifestación de lo que pueda ser la infinita justicia divina conjugada con su infinita misericordia?

sábado, 22 de mayo de 2010

Una gran posibilidad.

Hablábamos en la entrada anterior de que el enemigo tiene interés en cegar los sentimientos que pudiesen llevar a rechazar el crimen del aborto. Aparte del desorden moral que esto supone [y del síndrome post-aborto, del que el enemigo sabrá sacar provecho en su momento, cuando suscite los remordimientos que lleven a la desesperación], tiene otra poderosa razón para actuar así.

Y la razón es que un feto es una gran posibilidad; o, mejor dicho, una posibilidad de cosas grandes: amor, sabiduría, ternura, valor, patriotismo; y también ingeniería, descubrimientos, familia, ... Todas ellas cosas que ningún ingenio puede conseguir, salvo el propio actuar humano. El hombre es una inagotable fuente de bien, cualquier hombre, cualesquiera que sean sus circunstancias. Por esto el enemigo quiere cegar esa fuente de bien desde su comienzo.

Y el hombre no quiere ver que eliminar esa posibilidad de bien [que no puede ser sustituída por ninguna otra], atenta contra la humanidad tanto como eliminar a quien ya es una realidad por haber nacido; y atenta contra Dios, que es el diseñador y creador de todas las posibilidades, realidades y bienes posibles.

Se puede decir que, si la criatura preferida de Dios es el hombre, la del enemigo es el aborto: y hay países occidentales en los que ya se crean más de éstos que de aquéllos.

jueves, 20 de mayo de 2010

El más potente motor

Hay quien afirma, sin fundamento alguno, que la religión es el opio de los pueblos...; y para liberar a esos pueblos, les atiborran con el "opio" del sexo, el materialismo, cuando no les esclavizan directamente con regímenes totalitarios marxistas.


Es curioso que semejante visión se haya aplicado también al Cristianismo, cuando la Historia demuestra que el cristianismo fue una fuente de liberación del hombre: primero de sus propios miedos y luego de la opresión de quienes son "lobos para los hombres".


La concepción social cristiana ha sido y será el mejor y mas potente motor para el progreso social; y, a la vez, el más ético. Sí, ya sé que ha habido errores y que no todos los que actúan en nombre del Cristianismo lo hacen desinteresadamente; pero si lo vemos globalmente, ha sido el Cristianismo lo que ha hecho de la civilización occidental lo que es ahora. Y el que no quiera verlo, que compare la situación social del occidente cristiano (sí, de raíz cristiana, aunque ahora no quiera reconocerlo), con la de las sociedades orientales que a penas han recibido influencia cristiana; o con las sociedades que fueron cristianas y han estado setenta años oprimidas por la dictadura atea.


No entiendo cómo tantos hombres de bien, que pretenden sinceramente mejorar la situación social de los más desfavorecidos se han dejado engañar por doctrinas inhumanas; y no han sabido descubrir que el auténtico rostro humano se encuentra en el cristianismo.

Imagino que será el mismo motivo por el que tantos "verdes" o "antitaurinos" -tan cariñosos con los animales-; no se inmutan ante la constante masacre de niños por el aborto.

Y es que el enemigo sabe suscitar los sentimientos que le interesan y cegar los que debieran suscitarse naturalmente.

martes, 18 de mayo de 2010

Demostrar lo indemostrable

Los filósofos saben muy bien que hay diversas vías para demostrar la existencia de Dios [sin ir más lejos, en las primeras entradas de este blog se incluyen varios razonamientos que avalan la existencia de un Creador]; pero lo que es totalmente indemostrable es la inexistencia de Dios.

Pues bien, al parecer el hombre postmoderno ha encontrado una manera de demostrar lo indemostrable. Para negar a Dios, ha negado al hombre, rebajándole a una mera evolución casual de la materia, sin espíritu, sin trascendencia y que desaparece tras su muerte como cualquier animal. Al negar la existencia de un ser superior al animal, espiritual, trascendente, con capacidad de amar, se niega necesariamente también la existencia de Dios; pues no podría existir el Dios de los cristianos sin que crease una criatura a su imagen y semejanza, que le diese gloria con su capacidad de amor. Y esto, entre otros motivos, porque Dios es amor y el amor es apertura a los demás; Dios es el bien, y el bien es difusivo de sí mismo.

Ya sé que, en pura teoría, Dios podría existir muy a gusto sin necesidad del hombre...; y, si me admitís esta forma de decirlo, quizá estuviese más a gusto sin nuestros constantes fallos...; pero no puede pensarse en un Creador que no hubiese creado una criatura que le pudiese llegar a conocer.

Además, negando al hombre espiritual, se niega la posibilidad de que nada creado pueda conocer a Dios; y entonces, ¿qué más da que exista o no?

Y la razón más importante: al negar al hombre se niega a Cristo, el Hijo del Hombre, y encarnación de Dios; y, por tanto, se arrasa de un golpe con todo el cristianismo.

Casi se podría parafrasear a Nietzsche: el hombre ha muerto luego Dios ha muerto.