viernes, 31 de octubre de 2014

Lucy

Seguimos con películas. En Lucy (Francia, 2014: dirigida por Luc Besson y protagonizada por Scarlett Johansson y Morgan Freeman) se nos presenta la potencialidad del cerebro humano, que si llegase a rendir al 100% de su capacidad lograría cosas asombrosas.
Es como llevar al extremo la teoría de la evolución. No es que en la película se diga expresamente, pero se deja claro que el hombre, que ha evolucionado como fruto de la casualidad desde una energía-materia (por supuesto, para nada se menciona una inteligencia creadora) puede llegar a dominar solo con su voluntad no sólo su cuerpo, sino también los de los demás e incluso todo el cosmos. El hombre puede llegar a convertirse en Dios omnipotente y omnipresente.
Es curioso como en esta película de ciencia ficción (que refleja la concepción occidental sobre la evolución) se rechaza la existencia de Dios como origen de todo (y esto evita que tengamos que rendir cuentas a ningún creador); pero se admite que ese Dios pueda aparecer al final como simple evolución del hombre (y así el hombre sólo se tendría que rendir cuentas a sí mismo).
A ver si la ciencia (aunque sea ficción) se aclara:¿ si no existe algo más allá de la energía-materia, anterior a ella, cómo pueden aventurar que exista algo más allá de dicha materia, posterior a ella?
Y es que la ciencia (aunque sea ficción) sabe que no sabe lo que existe más allá de la materia... por mucho que se empeñe en negarlo...

miércoles, 29 de octubre de 2014

City of Angels

En la película City of Angels (Nicolas Cage y Meg Ryan) puedes escuchar esta explicación del llanto: ...el llanto es consecuencia de la emoción; cuando el espíritu es más fuerte que el cuerpo -la materia-, éste se resiente y reacciona excitando las glándulas lacrimales, que fisiológicamente solo deberían servir para lubricar los ojos. 
Cuando el alma asume el control del cuerpo, las reacciones de ésta ya no se corresponden con las funciones fisiológicas, sino que éstas pueden alterarse; y estos cambios son como la manifestación de que en el alma pasa algo. El llanto es la manifestación del alma humana en el cuerpo, y éste tiene que "lubricar esa fricción" que se produce entre lo espiritual y lo material...
Yo añadiría que la sonrisa, la risa y la carcajada, que tampoco responden a ninguna función fisiológica, también son manifestación del alma en el cuerpo.
Ni llorar, ni reír son cosas de niños, sino de humanos adultos "con mucha alma"...

lunes, 27 de octubre de 2014

Arrodillarse ante Dios (2)

Por otra parte, si el mismo Cristo, Dios Hijo de Dios, se arrodilló ante los hombres -el traidor Judas incluido-, ¿como podemos nosotros despreciar a ninguno de nuestros hermanos, cualquiera que sean sus circunstancias o condiciones morales? 

domingo, 26 de octubre de 2014

¿Arrodillarse ante Dios?

Le regateamos a Dios nuestra adoración, arrodillándonos cada vez menos; ni en la liturgia de la Misa, ni en el momento de la comunión. A algunos les parece que es demasiado humillante para el hombre, que su dignidad intrínseca le dispensa de tal signo de sumisión. 

Pues bien, si el mismo Cristo se arrodilló ante los hombres, justo antes de la primera Misa ( la institución de la Eucaristía y su posterior sacrificio en la cruz) y además les lavó los pies, ¿cómo podemos nosotros negarnos a hacer lo mismo con Él? 

Y Él lo hizo no por servilismo -aunque vino a servir-, sino que lo hizo por amor: ...habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo... (Juan, 13 1)

¡Que tentación diabólica la de regatearle al Señor nuestras muestras de amor y adoración?

viernes, 24 de octubre de 2014

El alcalde y sus hijos

Os propongo un ejemplo sobre cómo es imposible amar a Dios sin amar a los demás.

Imaginaos al típico adulador que se cruza con el alcalde de su pueblo y no deja de saludarle, decirle cosas amables e incluso invitarle a una cerveza en el bar más cercano. Pensará que se ha ganado su amistad y que el alcalde estará encantado con su compañía. Pero poco después de dejarle, se cruza con los hijos del alcalde y los desprecia, les retira el saludo e incluso los insulta. Cuando estos le cuenten a su padre la conducta de ese vecino, ¿estará contento el padre o se enfadará con él?

Por el contrario, otro vecino que ha tenido serios problemas con el Ayuntamiento y su alcalde, aprovecha la menor oportunidad para demostrarle su desprecio, en público y en privado. Esto, por supuesto, levanta las iras del alcalde, que trata de responderlo de la misma forma. Pero este ciudadano, se encuentra en una ocasión con uno de los hijos menores del alcalde, que acaba de tener un accidente con su bicicleta y ha quedado tendido en la calzada y lleno de magulladuras. Lo auxilia, lo lleva a su casa en su coche, lo reconforta con una buena merienda y finalmente lo conduce a casa de su padre el alcalde, aunque tiene la precaución de parar bien lejos, para no encontrarse con su enemigo.

Cuándo el alcalde se entere de su conducta, ¿Cómo reaccionará? ¿No sentirá aprecio por ese vecino que se ha portado tan bien con su hijo?

Si Dios es Padre, sólo se le puede amar amando a sus hijos.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Perder la vida

El mal del mundo actual es que se busca solo el placer, la sensualidad, el propio capricho; y esto nos hace esclavos de ese placer y esa sensualidad
A lo más, estamos dispuestos a renunciar a parte de nuestra comodidad para seguir el plan que nos hemos trazado a largo plazo para obtener cosas de los demás. Nos sacrificamos por conseguir una mayor formación o una mejor forma física, porque esto nos permitirá competir con ventaja sobre los demás y llevarnos lo mejor de lo que el mundo ofrece. Y nos hacemos esclavos de ese plan tan ambicioso.
Si por el contrario nuestro objetivo fuese servir a los demás, capacitarnos mejor para poder dar más, en vez de recibir más, entonces seriamos libres y señores de nuestras propias vidas. 
El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, la encontrará (Mateo, 16,25)