martes, 11 de octubre de 2016

El primer mandamiento de todos

Habitualmente se interpreta como primer mandamiento el resumen del Decálogo que hizo el propio Jesucristo: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo".
Por supuesto, es correcto.
Pero si nos atenemos al criterio temporal, Dios antes de entregar el decálogo a Moisés dice a su pueblo: "escucha Israel, el Señor tu Dios...".
Realmente lo primero que nos manda Dios es "escuchar". Ni dice: "mira Israel..."; ni dice "haz esto o lo otro...". No, lo primero que tiene que hacer el creyente es escuchar la palabra de Dios, estar atento a lo que tiene que decirnos. 
El mismo Jesucristo nos dice: el que escucha mis palabras y las pone por obra, ese es mi madre y mis hermanos…; ese es como el que edifica sobre roca
Se nos manda escuchar, porque es por la palabra, por el oído, por donde entra la FE, que es lo que realmente se nos pide: tener fe. Si tuvieseis fe como un grano de mostaza...
Por el contrario, es por la vista por donde se suele obtener la certeza, el conocimiento más exacto (aunque la vista también nos puede engañar). Cuando nos llega un conocimiento dudoso por el oído, queremos comprobarlo: “si no lo veo no creo”. También el tacto nos proporciona certeza: cuando tocamos algo comprobamos su existencia: "si no meto mi dedo en las llagas y no meto mi mano en la herida del costado"... fue la exigencia del apóstol Tomás para creer en la resurrección. 
Pero lo que Dios nos pide no es que comprobemos las cosas, sino que tengamos FE: bienaventurados los que sin ver han creído..." . Y esta es una constante a lo largo de la Biblia: lo que se nos pide es FE, aceptación de la palabra de Dios y su puesta en práctica…; ni siquiera se menciona la necesidad de que comprobemos aquello que creemos… 
Por supuesto, la FE en la palabra no está en contradicción con que tratemos de razonar aquello que creemos; pero el orden es este: primero creemos y luego razonamos. Porque si aceptamos algo porque hemos llegado a esa conclusión, entonces no es fe, sino ciencia. Al igual que ocurre con la vista: si veo algo entonces ya no lo creo (admito eso que no puedo comprobar) sino que adquiero el conocimiento cierto, comprobado, de lo que veo.
No, lo que Dios nos pide es FE, aceptarle a Él y su palabra, aunque no lo entendamos...; y de esto depende nuestra felicidad... 
¡Qué lejos está de esto la racionalista civilización occidental!