domingo, 26 de octubre de 2025

Otros científicos e intelectuales cristianos

Relacionamos ahora a los principales científicos e intelectuales cristianos que han influido decisivamente en los avances de la humanidad, ordenados por su fecha de nacimiento:

Nicolás Copérnico (1473-1543), matemático y astrónomo que formuló la teoría heliocéntrica del sistema solar. Sacerdote católico.

Galileo Galilei (1564-1642), astrónomo, ingeniero, matemático y físico italiano, considerado como el «padre de la astronomía moderna». Católico.

Johannes Kepler (1571-1630), astrónomo y matemático alemán, conocido fundamentalmente por sus leyes sobre el movimiento de los planetas en su órbita alrededor del Sol. Luterano.

René Descartes (1596-1650) fue un filósofo, matemático y físico francés considerado el padre de la geometría analítica y la filosofía moderna, así como uno de los protagonistas con luz propia en el umbral de la revolución científica. Devoto católico.

Isaac Newton (1643-1727) fue un físico, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés. Anglicano

Leonhard Paul Euler (1707- 1783), fue un matemático y físico suizo, el principal matemático del siglo XVIII. Cristiano protestante.

Carl Friedrich Gauss (1777-1855), matemático, astrónomo, geodesta y físico alemán, considerado ya en vida como príncipe de los matemáticos. Cristiano protestante evangélico.

Charles Darwin (1809-1882), naturalista inglés, reconocido por ser el primero de los que plantearon la idea de la evolución biológica a través de la selección natural. Cristiano anglicano.

Gregor Mendel (1822-1844). Es considerado el padre de la Genética. En 1865 formuló las Leyes de Mendel sobre la transmisión de la herencia genética. Sacerdote católico agustino.

Louis Pasteur (1822–1895). Químico y bacteriólogo francés. Fue el pionero de la microbiología moderna y desarrolló la vacuna contra la rabia. Católico.

William Thomson (1824-1907). Físico y matemático británico. Es uno de los modernizadores de la física. Desarrolló la escala de temperatura Kelvin. Protestante.

Bernhard Riemann, (1826-1866), matemático alemán considerado por muchos como uno de los más grandes matemáticos de todos los tiempos. Cristiano luterano devoto.

James Clerk Maxwell (1831-1879). Matemático británico. Protestante. Desarrolló la teoría electromagnética clásica y formuló las ecuaciones que llevan su nombre.

Jean Baptiste Carnoy (1836-1899). Botánico, naturalista y micólogo belga. Sacerdote católico. Fue el fundador de la citología.

George Mary Searle (1839-1918). Astrónomo estadounidense. Sacerdote católico. Descubrió seis galaxias y el asteroide Pandora.

Georg Cantor (1845-1918). Matemático ruso co-inventor de la teoría de conjuntos. Protestante

John Ambrose Fleming (1848-1945). Físico e ingeniero británico. Fue uno de los precursores de la electrónica. Protestante.

Giuseppe Mercalli (1850-1914). Sismólogo y vulcanólogo italiano. Creó la escala sismológica que lleva su nombre para evaluar la intensidad de los terremotos. Católico.

Nikola Tesla (1856-1943). Ingeniero y físico serbio nacionalizado estadounidense. Fue el inventor del uso actual de la energía eléctrica por corriente alterna. Cristiano ortodoxo.

Heinrich Rudolf Hertz (1857-1894). Físico alemán. Descubrió el efecto fotoeléctrico, la propagación de las ondas electromagnéticas y las formas para producirlas y detectarlas. Protestante.

James Cullen (1867-1933). Matemático irlandés. Definió los números naturales de Cullen. Católico y religioso de la Compañía de Jesús.

Maria Montessori (1870-1952). Médica, psiquiatra, bióloga y psicóloga italiana. Fue la primera mujer italiana que se doctoró en Medicina. Católica.

Charles Stine (1882-1954). Químico estadounidense. Fundó el laboratorio en el que se inventó el nylon. Cristiano creyente.

Gregorio Marañón (1887-1960). Médico y científico español. Fue el fundador de la endocrinología en España. Católico.

Arthur Compton (1892-1962). Físico estadounidense. Descubrió el efecto Compton de los fotones de rayos X. Presbiteriano. Afirmó: “A medida que aprendemos sobre nuestro mundo, la probabilidad de que este sea el resultado de un proceso aleatorio deviene cada vez más remota, de tal manera que son raros los científicos actuales que defiendan una actitud atea”.

Georges Lemaître (1894-1966). Físico y astrónomo belga. Propuso la teoría de la expansión del universo y la teoría del Big Bang sobre el origen del universo. Sacerdote católico.

Theodosius Dobzhansky (1900-1975). Genetista ucraniano. Es uno de los fundadores de la segunda oleada de la síntesis evolutiva moderna. Cristiano ortodoxo.

John Carew Eccles (1903-1997). Neurofisiólogo australiano. Estudió la transmisión de señales entre los nervios y los músculos. Católico.

Karl Stern (1906-1975). Neurólogo y psiquiatra canadiense. Realizó investigaciones sobre neuropatología y psicoanálisis. Católico.

Kurt Friedrich Godel (1906-1978), fue un lógico, matemático y filósofo austríaco, considerado uno de los lógicos más importantes de todos los tiempos. Cristiano, afirmó: “El materialismo es falso. … si el mundo está organizado de forma racional y tiene una significación, entonces debe de haber otra vida”.

Takashi Nagai (1908-1951). Médico japonés. Uno de los pioneros en el estudio de la radiología en Japón. Sobrevivió a la bomba atómica de Nagasaki. Católico.

Charles Coulson (1910-1974). Matemático y químico británico. Fue un pionero de la aplicación de la teoría cuántica de valencia a problemas de estructura molecular, dinámica y reactividad. Metodista.

Wernher von Braun (1912-1977), ingeniero aeroespacial, artífice de la conquista de la Luna. Luterano y evangélico.

Mary Kenneth Keller (1914-1985). Informática estadounidense. Fue la primera persona que se doctoró en Informática y la primera mujer en obtener un doctorado en Computación. Religiosa católica.

Freeman John Dyson (1923-2020), físico teórico y matemático británico-estadounidense. Son relevantes sus contribuciones en electrodinámica cuántica, física del estado sólido, astronomía e ingeniería nuclear. Nominado al Premio Nobel. Cristiano.

Arthur Peacocke (1924-2006). Bioquímico británico. Fue pionero en investigar los principios de la química física del ADN. Sacerdote anglicano.

Jérôme Lejeune (1926-1994). Médico francés. Es considerado el padre de la genética moderna. Católico, está en proceso de beatificación.

Allan Rex Sandage (1926-2010), Astrofísico norteamericano. Premio Crafoord. Ateo convertido al cristianismo en 1983.

Antonino Zichichi (1929). Físico italiano.. Uno de los pioneros de la física nuclear. Católico.

Buzz Aldrin (1930). Ingeniero, Doctor en Ciencias y astronauta estadounidense que pisó la Luna en 1969. Presbiteriano.

Robert Kurland (1931) Doctor en Física y licenciado en Química, converso al catolicismo a los 65 años; afirmó: “Nada de lo que conocemos sobre el mundo según teorías científicas empíricamente verificadas está en conflicto con la doctrina católica”.

Michał Heller (1934). Físico polaco. Ha trabajado en la unificación de la relatividad general y de la mecánica cuántica, las teorías de multiversos y los métodos geométricos en física relativista. Sacerdote católico.

Salvador Cervera (1935-2012). Médico psiquiatra español. Fue uno de los grandes impulsores de la psiquiatría científica basada en los fundamentos biológicos de la enfermedad mental. Católico.

Piedad de la Cierva (1935-2012). Científica española. Fue pionera en los estudios de la radiación artificial en España. Católica.

Donald Knuth (1938). Científico estadounidense. Es uno de los mayores expertos en ciencias de la computación. Protestante.

Hugh Norman Ross (1945), doctor en Astrofísica, ateo convertido al cristianismo; afirmó: “Mis estudios sobre el Big Bang me convencieron de que el universo había tenido un principio y, por tanto, un principiador”.

Francis Selles Collins (1950). Genetista estadounidense. Ha dirigido el Proyecto Genoma Humano, con el que se descubrió la secuencia del genoma humano. Convertido al protestantismo. 


jueves, 23 de octubre de 2025

Ciencia, razón y fe vs ateísmo

No se sabe bien por qué, pero desde finales del siglo XIX se considera que la ciencia y la razón en general son lo opuesto a la fe religiosa. Nada más lejos de la realidad. De hecho, durante siglos la ciencia y la lógica fueron desarrolladas por personas creyentes, fundamentalmente por los cristianos que fundaron las Universidades cuando el saber era patrimonio de muy pocos. Los grandes científicos y pensadores que cambiaron el mundo fueron en su práctica totalidad cristianos creyentes y religiosos. En la entrada anterior figura una relación de los premios Nobel que fueron cristianos; y en una entrada posterior incluiré una relación de científicos eminentes que también lo fueron.

Realmente, con los últimos descubrimientos científicos a la vista, la ciencia y la razón con lo que están enfrentadas es con el ateísmo que sigue afirmando (sin poder aportar prueba alguna, por lo que constituye también una fe, aunque negativa) que todo el Universo se creó por casualidad o que la materia se crea a sí misma y se ordena con la perfección que conocemos por simple azar.

Estos descubrimientos son fundamentalmente:

El Big Bang (la gran explosión) que inició el Universo y que pone de manifiesto inequívocamente que tuvo un principio, por lo que Alguien provocó ese principio.

El conocimiento de las constantes cosmológicas, que están tan exactamente afinadas para propiciar la aparición de la vida, que no pueden haberse producido por casualidad. El físico ateo Stephen Hawking reconoció en su libro A Brief History of Time, publicado en 1988, que “las leyes de la ciencia, tal y como las conocemos en el momento presente, contienen muchos números fundamentales, como el tamaño de la carga del electrón o la relación de las masas del protón y el electrón, …, y el hecho extraordinario es que los valores de esos números parecen haber sido ajustados con precisión para hacer posible el desarrollo de la vida”.

La radiación cósmica de fondo, que pone de manifiesto el eco del Big Bang, por lo que lo ratifica sin duda alguna; y, además, dicha radiación muestra que la "explosión inicial" no fue arbitraria, sino que ya tenía impresas las irregularidades que acabarían creando el Universo que conocemos (Arno Pencias y Robert Woodrow Wilson recibieron el Premio Nobel de Fisica en 1978 por este descubrimiento).

El ADN o el genoma humano, compuesto por seis mil millones de bases perfectamente ordenadas que no han podido ordenarse por accidente, sino que muestran que una Inteligencia las ha ordenado. El expresidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, en la presentación de los resultados del Proyecto Genoma Humano, en el año 2000, dijo: “Hoy estamos aprendiendo el lenguaje con el que Dios creó la vida. Estamos llenándonos aún mas de asombro por la complejidad, la belleza y la maravilla del más divino y sagrado regalo de Dios".

Frente a estos descubrimientos, los creyentes en la no-existencia de un Creador y los científicos materialistas no pueden oponer ninguna razón lógica. Esto es lo que e llevó a Antony Flew (1923-2010), que fue el filósofo ateo más influyente del mundo y que en 2004 se proclamó creyente en un Dios creador, a afirmar: “Los argumentos más impresionantes a favor de la existencia de Dios son los que se apoyan en recientes descubrimientos científicos. … el origen de las leyes de la naturaleza. La única explicación aquí es la mente divina… No, no oí ninguna Voz. Fue la evidencia la que me llevó a esta conclusión”. Y muchos eminentes científicos también tuvieron que convertirse al enfrentarse a estos descubrimientos.

Ya lo iremos viendo.


viernes, 17 de octubre de 2025

Científicos cristianos


Se ha tachado al cristianismo de doctrinario, ajeno a la razón y enemigo de la ciencia. Nada más lejos de la realidad. De entrada, las Universidades las fundaron los cristianos; y durante la Edad Media fueron ellos los que mantuvieron el conocimiento antiguo a través de los monasterios. Grandes descubridores fueron cristianos, los mencionaré en futuras entradas. El cristianismo nada ha tenido que temer de la ciencia, ya que si Dios creó el mundo, sus leyes y secretos no pueden contradecirlo.

Como prueba, ofrezco una lista de Premios Nobel de Física, Química o Medicina que fueron o son cristianos:

Henri Becquerel (1852-1908). Físico francés. Católico. Premio Nobel de Física en 1903 junto al matrimonio Curie en reconocimiento de sus extraordinarios servicios por el descubrimiento de la radiactividad espontánea.

John William Strutt (1842-1919). Físico británico. Cristiano creyente. Premio Nobel de Física en 1904 por sus investigaciones sobre la densidad de un buen número de gases, así como por el descubrimiento del argón.

Joseph John Thomson (1856-1940). Científico británico. Anglicano. Premio Nobel de Física en 1906 por su investigación sobre la conducción de la electricidad a través de los gases.

Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Médico español. Católico. Premio Nobel de Medicina en 1906 por sus estudios sobre el sistema nervioso.

Guillermo Marconi (1874-1937). Ingeniero eléctrico italiano. Católico. Premio Nobel de Física 1909. Fue uno de los grandes impulsores de la radiotransmisión a larga distancia: “Cuanto más trabajo con los poderes de la naturaleza más siento la benevolencia de Dios hacia el hombre y estoy más cerca de la gran verdad de que todo depende del Creador y Sostenedor Eterno”.

Alexis Carrel (1873-1944). Médico francés. Católico. Premio Nobel de Medicina en 1912 en reconocimiento a su trabajo acerca de sutura vascular y trasplante de vasos sanguíneos y de órganos.

Max Planck (1858-1947). Físico y matemático alemán. Protestante. Premio Nobel de Física en 1918 por la creación de la mecánica cuántica: “Dios existió antes de que hubiera seres humanos en la Tierra… Cree. La fe es una característica de la que no puede carecer un científico. La ciencia impone la idea de Dios”.

Niels Bohr (1885-1965). Físico danés. Protestante. Premio Nobel de Física en 1922 por sus trabajos sobre la estructura atómica y la radiación.

Robert Andrews Millikan (1868-1953). Físico estadounidense. Congregacionista. Premio Nobel de Física en 1923 por sus investigaciones sobre el efecto fotoeléctrico y la carga del electrón: “Para mí es impensable que un ateo real pueda ser un científico… Nunca he conocido ningún hombre inteligente que no creyera en Dios”.

Louis de Broglie (1892-1987), cristiano Premio Nobel de Física 1929: “toda materia tiene propiedades de onda [la dualidad de la naturaleza de la luz sugiere la de la Trinidad]

Karl Landsteiner (1868-1943). Patólogo y biólogo austriaco. Católico. Premio Nobel de Medicina en 1930 por descubrir y tipificar los grupos sanguíneos.

Werner Heisenberg (1901-1976). Físico alemán. Protestante. Premio Nobel de Física en 1932 por el descubrimiento de las formas alotrópicas del hidrógeno: “Donde no quedan ideales rectores que apunten al camino, la escala de valores desaparece y con ella el significado de nuestras acciones y sufrimientos y al final solo se extiende negación y desesperación… La religión es por eso la base de la ética y la ética la presuposición de la vida”.

Erwin Schrödinger (1887-1961). Físico austriaco. Católico. Premio Nobel de Física en 1933 por desarrollar su ecuación sobre mecánica cuántica.

Victor Francis Hess (1883–1964). Físico austriaco. Católico. Premio Nobel de Física en 1936 por sus estudios sobre los rayos cósmicos.

George Hevesy (1885-1966). Físico y químico húngaro nacionalizado sueco. Católico. Premio Nobel de Química en 1943 por sus investigaciones sobre los isótopos usados como trazadores en el estudio de las propiedades químicas de las sustancias.

Alexander Fleming (1881-1955). Científico británico. Católico. Premio Nobel de Medicina en 1945 por descubrir la penicilina.

Wolfgang Pauli (1900-1958). Físico teórico austríaco nacionalizado estadounidense. Premio Nobel de Física en 1946 por su descubrimiento del Principio de exclusión. Se cuenta entre los padres fundadores de la mecánica cuántica. Católico nominal, deísta y místico«Debemos postular un orden cósmico de la naturaleza más allá de nuestro control, al que están sujetos tanto los objetos materiales externos como las imágenes internas».

Gerty Cori (1896-1957). Bioquímica estadounidense. Católica. Premio Nobel de Medicina en 1947 por descubrir el mecanismo por el que el glucógeno se convierte en ácido láctico en el tejido muscular. Fue la primera mujer que recibió este premio.

Max Born (1882-1970). Físico y matemático alemán. Protestante. Premio Nobel de Física en 1954 por sus trabajos en mecánica cuántica.

Charles Hard Townes (1915-2015). Físico estadounidense. Miembro de la Iglesia Unida de Cristo. Premio Nobel de Física en 1964 por su trabajo fundamental en el campo de los electrones cuánticos: Yo creo firmemente en la existencia de Dios, basándome en la intuición, en las observaciones, en la lógica y también en los conocimientos científicos. Para mí Dios es personal y omnipresente. Una gran fuente de fuerza. Él me ha cambiado la vida”.

Albert Claude (1899-1983). Biólogo belga. Católico. Premio Nobel de Medicina en 1974 por ensanchar el conocimiento de las células.

Nevill Francis Mott (1905-1996), cristiano, Premio Nobel de Física 1977: “Creo en un Dios que puede responder a las plegarias, en quien podemos confiar y sin el Cual la vida en esta tierra no tendría sentido”.

Werner Arber (1929). Microbiólogo suizo. Protestante. Premio Nobel de Medicina en 1978 por sus investigaciones sobre las enzimas de restricción: “Cómo se han juntado esas ya muy complejas estructuras es un misterio para mí. La posibilidad de la existencia de un Creador, de Dios, representa para mí una solución satisfactoria para este problema”.

Arthur Leonard Schawlow (1921-1999). Físico estadounidense, coinventor del láser, cristiano Metodista. Premio Nobel de Física en 1981 por su contribución al desarrollo del láser espectroscópico: “Existe una necesidad de Dios en el universo y para mi propia vida”.

Carlo Rubbia (1934). Físico de partículas italiano. Cristiano creyente. Premio Nobel de Física en 1984 por descubrir las partículas W y Z en el CERN.

Joseph Edward Murray (1919-2012). Médico y cirujano plástico estadounidense. Católico. Premio Nobel de Medicina en 1990. Hizo grandes contribuciones a la mejora de los trasplantes de órganos.

Clyde Cowan (1919-1974). Físico estadounidense. Católico. Codescubridor del neutrino en 1956 junto a Frederick Reines. Premio Nobel de Física en 1995 por sus estudios sobre las partículas subatómicas.

Mario Molina (1943-2020). Ingeniero químico mexicano. Católico. Premio Nobel de Química en 1995 por ser uno de los descubridores de las causas del agujero de la capa de ozono antártica.

Eric Wieschaus (1947). Biólogo estadounidense. Católico. Premio Nobel de Medicina en 1995 por sus descubrimientos sobre el control genético del desarrollo embrionario.

Richard Smalley (1848-1945). Químico estadounidense. Protestante. Premio Nobel de Química en 1996 por el descubrimiento de los fulerenos: “Dios creó el universo hace 13,700 millones de años y Él se ha involucrado con su creación desde entonces”.

William Daniel Phillips (1948). Físico estadounidense. Metodista. Premio Nobel de Física en 1997 por sus contribuciones al campo de la refrigeración mediante láser: “Creo en Dios. De hecho, creo en un Dios personal que actúa e interactúa con la creación. Las observaciones del orden del universo físico … sugieren que un Creador inteligente es el responsable”.

Peter Grünberg (1939-2018). Físico alemán. Católico. Premio Nobel de Física en 2007 por su descubrimiento de la magnetorresistencia gigante.

John Gurdon (1933). Biólogo británico. Anglicano. Premio Nobel de Medicina en 2012 por sus descubrimientos sobre la clonación.

Brian Kobilka (1955). Fisiólogo molecular y celular estadounidense. Católico. Premio Nobel de Química en 2012 por el estudio de los receptores acoplados a proteínas G.


martes, 14 de octubre de 2025

Ciencia, razón y fe

En muchas de las entradas de este blog he criticado a los científicos por su soberbia de pretender ser los únicos que poseen el conocimiento; y debo pedir perdón.

En su mayoría los científicos son personas inteligentes, ingeniosas y, sobre todo, razonables. Lo que suele ocurrir es que en sus escritos técnicos no tratan de temas personales, como su fe o sus opiniones en otros campos. Pero resulta que he descubierto que, por ejemplo, el 95% de los Premios Nobel son personas creyentes en la existencia de un Dios creador del mundo (es decir: son teístas); y muchos de ellos religiosos practicantes. 

Junto con los anteriores coexisten los llamados cientifistas, que son los que, efectivamente, creen poseer la totalidad del conocimiento y rechazan las demás formas de conocimiento. También están los científicos ateos o materialistas que hacen proselitismo de su ateísmo, despreciando a cualquiera que profese una fe. Es a estos a los que me refería cuando he venido criticándolos; entre otros motivos, porque el ateísmo es también una fe, aunque una fe negativa: creen que no existe un Creador, aunque, evidentemente, no pueden demostrarlo.

Por último, hay científicos ateos que no pueden admitir la existencia de un Ser Superior, pero que no tienen inconveniente en razonarlo con los que sí creen.

Además, he descubierto que muchos Premios Nobel de Física, Medicina o Química, consideran que los descubrimientos científicos del último siglo son evidencia de que una Inteligencia superior creó y diseñó el mundo. De este modo, no es que la fe sea razonable, cosa que siempre he defendido, sino que ahora cuenta con el respaldo de la ciencia. Quizá el título del blog debiera ser: Desde mi fe, con razón y apoyado en la ciencia. 

En posteriores entradas iré explicando todo esto de forma más detallada:, empezando en la siguiente con una relacionar de los Premio Nobel que son cristianos.


jueves, 14 de noviembre de 2024

Al amor por el sufrimiento

 

Hace unos días, durante una ceremonia de boda, el sacerdote nos explicaba que la novia le dijo: "supe que estaba enamorada de él cuando empecé a preocuparme por lo que le pasaba". Es una bonita manera de ratificar que el amor es una moneda de dos caras. Por una parte, se siente el gozo de querer a alguien y compartir este sentimiento con él; por otra, precisamente porque se le quiere, se sufre con sus problemas. Y esta es la mejor prueba de que el amor es auténtico: si se llega a sufrir por el otro. Por el contrario, si lo único que sentimos es el gozo, la felicidad o el placer, entonces puede tratarse de una especie de egoísmo: quiero al otro porque me produce ese gozo o ese placer, pero no estoy dispuesto a sufrir por él. En realidad el amor auténtico debe ser "quiero que mi amado sienta gozo, felicidad y placer; y estoy dispuesto a renunciar a lo que sea por proporcionárselo".

Un amor así, si es recíproco, sí es posible mantenerlo toda la vida. Es más, merece la pena mantenerlo toda la vida... y más.

martes, 22 de octubre de 2024

Convivencia prematrimonial

En la actualidad parece no haber más razón que la de la moral cristiana para reprobar la convivencia prematrimonial. No me refiero a aquellos casos en los que por convicciones -o pura pereza- deciden vivir en pareja sin formalizarlo mediante un vínculo matrimonial, ya sea civil o religioso, pero lo hacen con una intención de permanencia. Ahora quisiera referirme a aquellos caos en los que, antes de decidirse a establecer ese vínculo permanente -ya sea civil, religioso o de hecho- quieren convivir "a modo de prueba". Incluso es habitual que algunos supuestos expertos recomienden: "no se te ocurra casarte antes de haber convivido, para comprobar que lo vuestro funciona".

Me parece el peor consejo que puede darse a una pareja que realmente se quiera; y no lo rechazo solo por una cuestión moral, sino porque esa decisión denota una ausencia de amor verdadero. Trataré de explicarme:

"Poner a prueba la convivencia" de ese modo manifiesta que lo que subyace en esa relación es egoísmo, más que amor; o, dicho de otra forma: amor a sí mismo, en vez de al otro. Cuando se pretende comprobar si una convivencia funciona es porque se quiere calibrar si lo que yo tendré que entregar en esa relación -o aquello de lo que tendré que prescindir- me será compensado por lo que recibiré a cambio. Se está poniendo a prueba que el contrato matrimonial estará equilibrado y nos merecerá la pena. Dicho de forma más descarnada: si la gratificación que recibo por mantener relaciones sexuales libres me compensa suficientemente de tener que soportar las manías del otro. Esto es lo más distinto del amor verdadero, por el cual soy capaz de renunciar a todo, para buscar la felicidad del ser amado. Repito: del ser amado, no la mía... Porque, si en esa relación busco mi felicidad, en el momento en el que no me sienta satisfecho, no habrá razón para continuarla... Y, de hecho, muchas relaciones se rompen al poco tiempo de comenzar.

El amor es la determinación de la voluntad de buscar como único bien propio el bien ajeno... Es decir, como única felicidad propia, la felicidad del otro... Es que lo que me hace feliz es ver feliz al ser amado... Y esto no se "comprueba" adelantando la convivencia, sino decidiéndose incondicionalmente a hacer feliz al otro.

Todo lo demás son formas de buscar mi felicidad; y, cuando el otro no sepa proporcionármela, pues el "supuesto amor" desaparece y todo se acaba.

A ver si va a ser que la moral cristiana es la que mejor interpreta el amor humano...

martes, 8 de octubre de 2024

La vida por amor

He leído un resumen del documental sobre la vida de Christopher Reeve, el actor que encarnó por primera vez en el cine al famoso personaje de Supermán. Años después de alcanzar la fama haciendo de superhombre, ya que estaba dotado de un formidable y atlético cuerpo, sufrió una caída mientras montaba a caballo y se quedó tetrapléjico. Él, que había podido incluso volar en sus películas, se quedó recluido en una silla de ruedas, sin poder siquiera mover las manos.

Lo que me ha llamado la atención es la reacción de su pareja cuando se enteró de la parálisis de Christopher: "Sigues siendo tú y te amo", le dijo. Al parecer, para ella lo importante de una persona es la capacidad de amar, mucho más que su posibilidad de "volar". Esto demuestra también que su amor era auténtico, no esa caricatura de sentimiento que lo único que busca es sexo.

Pero también es importante la respuesta de Christopher: se dejó amar. Y esto es muy importante. A pesar de que se pueda pensar que una vida condenada a la silla de ruedas y dependiendo de los demás no le merece la pena al tetrapléjico; no es esta la única opinión que importa. Nuestra vida no es solo nuestra, sino también de aquellos que nos aman: Christopher lo tuvo muy claro; y dedicó su vida a corresponder a ese amor.

Porque el secreto de la felicidad es amar y sentirse amado. Sin esto, no es posible ser feliz. Y, al parecer, solo con esto sí se puede.

Como dato adicional: Christopher creó una fundación para el estudio del la tetraplejia que introdujo importantes avances en el tratamiento de esta enfermedad. El amor, cuando es intenso, no se restringe a una sola persona, se expande como los gases.