Un último comentario antes de dejar atrás a Lutero.
Se le ha condenado a Lutero porque basaba la salvación solo en la Fe, con independencia del comportamiento que después tuviese ese creyente. Y esto es un error, porque la Fe sólo salva cuando las obras demuestran la coherencia con aquello en lo que se cree. Las obras tienen que manifestar inequivocamente nuestro amor a Dios y a los demás, o nuestra Fe no valdrá de nada: "también los demonios creen y se condenan". Pero denunciar este error no puede llevarnos a poner las obras por encima de la Fe, porque es nuestra fe en Cristo -y no la moral social- el sello distintivo del cristiano. Por esto, la misión del cristiano, más que convencer a los demás de la bondad de su moral, consiste en proclamar su fe en Cristo... "y este resucitado" (como decía San Pablo).
Y si cabe alguna duda, traeré aquí ahora el mandato que cierra el relato evangélico: "Id y predicad a todos los pueblos; el que crea se salvara, el que rehuse creer se condenará..." Observad que no dijo id y convencedles que mi moral es la mejor...
Es la fe [aceptar la autoridad de Dios]lo que nos salvará, no la razón ni nuestro convencimiento. Del mismo modo, debemos predicar el mensaje evangélico, razonar nuestra fe y nuestra moral debe ser algo secundario.
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