sábado, 28 de mayo de 2011

Los cristianos, la libertad y la cuestión social

La libertad del hombre es algo tan importante, que Dios arriesgó el éxito de su creación con tal de garantizar nuestra libertad. De hecho, con nuestra libertad hemos alterado bastante los planes de Dios. Pero sin libertad, nuestros actos carecerían de todo valor y sería imposible el amor. Y Dios quiero sobre todo que amemos y nos sintamos amados.
Los cristianos debemos proteger la libertad humana y fomentar su ejercicio real; y tener en cuenta esto en toda nuestra acción social.
Todos los hombres somos iguales en dignidad, porque compartimos una misma naturaleza humana. Pero nuestra condici´n de seres libres nos hace únicos, radicalmente distintos unos de otros e irrepetibles como persona.
Estos claros conceptos deben informar la actitud del cristiano frente a la cuestión social: fomentar la dignidad individual, la iniciativa privada, la propiedad privada y las libertades civiles; pero con una estructura social que proteja decididamente al más débil y que cubra esas facetas que la iniciativa asociativa ciudadana no puede cubrir.
Por esto, el cristianismo no es de derechas ni de izquierdas, sino que integra a ambos en defensa del ser humano.
En lenguaje coloquial se podría resumir diciendo que en una sociedad cristiana los ciudadanos serían de derechas y el Estado de izquierdas: aquéllos garantizan la dignidad individual, respetada por el Estado; y éste garantiza la protección social, distribuyendo entre todos lo imprescindible.

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