Algunos confunden a Dios con los dioses mitológicos (como el dios del trueno, el de la fertilidad,
etc., que les servían a los antiguos para justificar lo que no podían entender). Dios es la causa de todo, el creador de todo, de lo que podemos
explicar y de lo que no podemos explicar todavía. Dios
crea las leyes que la ciencia estudia: no hay incompatibilidad ni contradicción
entre Dios y la ciencia.
Igual que un artista puede valorar mejor una obra de
arte (admirar la genialidad del artista) que un lego en la materia; así un
científico puede valorar o conocer la obra de Dios mejor, admirarse por sus
leyes, que un inculto. Cuanto más se sabe del universo, más se admira a Dios.
Stephen Hawking dice
que no necesitamos a Dios, porque la ciencia lo explica todo; pero la ciencia
no explica la gravedad, sólo nos muestra leyes para calcularla y trabajar con
ella: la ciencia realmente no explica nada, sino que simplemente nos muestra
cómo funciona el universo.
Lo que ocurre es que a veces se confunde el concepto de explicación. Por ejemplo, si nos hacemos la
pregunta “El agua hierve en la tetera: ¿por qué?” Una explicación sería: “porque
el calor del fuego la hace hervir”; pero otra explicación podría ser: “porque
yo quiero una taza de té”. Ambas son correctas. La primera es científica (la causa causante)y
la segunda es personal (la causa final). Estas dos explicaciones no compiten entre ellas ni se
contradicen, sino que se complementan y necesitamos las dos. ¿Cuál es la más
importante? Para el sediento, la importante es la segunda. Pero Hawking
piensa que sólo la primera es importante. Dios no compite con la ciencia en la
explicación del universo.
Algunos científicos niegan la existencia de Dios porque dicen que han estudiado todo el universo y no han visto a Dios. Y es verdad, y lógico: Dios no está en el universo, lo ha creado. Podríamos estudiar el motor de combustión durante
siglos, pero nunca encontraríamos en él a Henry Ford, que fue el que lo inventó. Veremos sólo los diseños que él hizo para que funcionase.
Lo mismo ocurre con Dios y el universo, puedes explicarlo sin encontrarlo, pero
ahí está su huella diseñadora. Si podemos hacer ciencia es porque existe Dios y sus leyes nos permiten estudiar lo que Él ha creado.
Si podemos estudiar el motor de combustión es porque Henry Ford lo diseñó.
Quizá es sólo cuestión de que cada uno se dedique a estudiar lo que le corresponde, sin tratar de negar la existencia del otro, simplemente porque no está en su campo de estudio.
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