sábado, 29 de febrero de 2020

No hay contradicción entre Dios y ciencia.


Algunos confunden a Dios con los dioses mitológicos (como el dios del trueno, el de la fertilidad, etc., que les servían a los antiguos para justificar lo que no podían entender).  Dios es la causa de todo, el creador de todo, de lo que podemos explicar y de lo que no podemos explicar todavía. Dios crea las leyes que la ciencia estudia: no hay incompatibilidad ni contradicción entre Dios y la ciencia. 
Igual que un artista puede valorar mejor una obra de arte (admirar la genialidad del artista) que un lego en la materia; así un científico puede valorar o conocer la obra de Dios mejor, admirarse por sus leyes, que un inculto. Cuanto más se sabe del universo, más se admira a Dios. 
Stephen Hawking dice que no necesitamos a Dios, porque la ciencia lo explica todo; pero la ciencia no explica la gravedad, sólo nos muestra leyes para calcularla y trabajar con ella: la ciencia realmente no explica nada, sino que simplemente nos muestra cómo funciona el universo.
Lo que ocurre es que a veces se confunde el concepto de explicación. Por ejemplo, si nos hacemos la pregunta “El agua hierve en la tetera: ¿por qué?” Una explicación sería: “porque el calor del fuego la hace hervir”; pero otra explicación podría ser: “porque yo quiero una taza de té”. Ambas son correctas. La primera es científica (la causa causante)y la segunda es personal (la causa final). Estas dos explicaciones no compiten entre ellas ni se contradicen, sino que se complementan y necesitamos las dos. ¿Cuál es la más importante? Para el sediento, la importante es la segunda. Pero Hawking piensa que sólo la primera es importante. Dios no compite con la ciencia en la explicación del universo. 
Algunos científicos niegan la existencia de Dios porque dicen que han estudiado todo el universo y no han visto a Dios. Y es verdad, y lógico: Dios no está en el universo, lo ha creado. Podríamos estudiar el motor de combustión durante siglos, pero nunca encontraríamos en él a Henry Ford, que fue el que lo inventó. Veremos sólo los diseños que él hizo para que funcionase. Lo mismo ocurre con Dios y el universo, puedes explicarlo sin encontrarlo, pero ahí está su huella diseñadora. Si podemos hacer ciencia es porque existe Dios y sus leyes nos permiten estudiar lo que Él ha creado. Si podemos estudiar el motor de combustión es porque Henry Ford lo diseñó.
Quizá es sólo cuestión de que cada uno se dedique a estudiar lo que le corresponde, sin tratar de negar la existencia del otro, simplemente porque no está en su campo de estudio.

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