lunes, 28 de diciembre de 2009

La venida del Reino

Es habitual el miedo -incluso entre cristianos piadosos- a la llegada del Reino de Dios a la Tierra, debido a la idea de que éste llegará con sufrimiento. Este temor está generalizado, quizá por una interpretación demasiado literal del Apocalipsis.


Evidentemente, la venida de Cristo para juzgar a vivos y muertos producirá una modificación de las leyes de la naturaleza a las que estamos acostumbrados; y es este cambio -esta inseguridad- la que producirá miedo incluso entre los justos. Pero muy distinta debe ser la actitud de unos y otros: los justos deben superar el miedo al comprobar que todo está controlado por quien nos ama; los pecadores experimentarán terror al comprobar sus errores, que han malgastado sus vidas y que ahora tendrán que rendir cuentas. E imagino que este miedo al Juicio será bastante mayor que el provocado por los fenómenos naturales producidos por la alteración de las leyes ordinarias.


Esto es en esencia lo que nos viene a decir el Apocalipsis: el Malo tratará de aprovechar el miedo para ganar la batalla definitiva entre los que duden; quizá provoque sufrimiento entre los justos en una última tentativa de ganárselos; pero a la postre, será vencido y se instaurará el Reino de Dios, algo que imagino similar a la situación del Paraíso previa al primer pecado.


Personalmente, me encantaría que esto sucediese hoy mismo. Ya sé que me va a suponer un susto inmenso; pero la perspectiva es tan maravillosa, que lo estoy deseando. Y esto no es masoquismo, no. Imaginemos que a un enfermo crónico y con constantes incomodidades se le ofreciese la posibilidad de operarse y curarse para siempre: ¿rechazaría la operación por miedo al dolor que ésta le pueda producir? Tengo certeza de que, por el contrario, estaría deseando operarse y acabar de una vez con sus problemas.


Venga a nosotros tu Reino, Señor; y venga cuanto antes.

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