sábado, 26 de diciembre de 2009

El valor del sufrimiento

Seguiré con el tema de la última entrada, aunque no sea muy propio de este tiempo navideño.


Con la encarnación de Verbo y el modo que escogió para redimirnos, el sufrimiento ha dejado de ser algo inútil para convertirse en fuente de salvación; y de salvación múltiple, porque salva no sólo al que sufre, sino que también alcanzan sus efectos al pecador que permanece ajeno a dicho sufrimiento. De hecho, a todos nos alcanzó la redención, a pesar de que permanecimos ajenos al sufrimiento de Cristo en su pasión.


Por supuesto, no se trata de provocar el dolor sin más -lo que sería absurdo-, sino de aceptar el dolor como la más perfecta prueba de amor. En más, lo que realmente tiene un valor casi infinito es el amor que se manifiesta con el sufrimiento voluntariamente aceptado, incluso buscado en beneficio de otro; porque en este caso, el sufrimiento es simplemente la forma inequívoca y mejor de manifestar amor.


Ya sé que esto resultará difícil de entender o aceptar en una civilización obsesionada por el placer, el confort y la calidad de vida. Pero, ¿son estas cosas las que nos trae el amor?; ¿realmente el enamorado busca su comodidad? Evidentemente, el que ama de verdad no se preocupa de su placer, sino del bien de la persona amada. Entonces, ¿es nuestro afán de placer síntoma de que no queremos amar?, ¿de que nos queremos amar sólo a nosotros mismos?... Que cada uno se conteste...


El cristiano -también el cristiano de nuestros días- no es el que acepta el sufrimiento sin más, sino quien conoce el sentido de dicho sufrimiento, quien lo acepta por amor sabiendo que Cristo -que nos dio ejemplo en este camino- multiplicará el valor de nuestro sufrimiento y conseguirá que produzca efectos incalculables, tan inmensos como los tuvo su propia pasión: la liberación del hombre del mal y su redención plena.


Porque cuando se le da un sentido al sufrimiento, éste empieza a ser útil(1). Así lo entendieron tantos santos: atesoraban el sufrimiento como el avaro sus monedas. __________________
(1) Esto no es sólo una recomendación ascética, sino que es también una terapia psicológica: en dar sentido al sufrimiento se basa la Logoterapia de Víctor Frankl.

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