Ya lo hemos comentado otras veces: cuando la humanidad pretende un mundo sin Dios, suele conseguirlo temporalmente; pero enseguida alcanza su objetivo y termina en el único lugar sin Dios: el infierno. ¿Acaso no fue un infierno la época del terror en Francia, o la Alemania nazi, o el exterminio comunista soviético, o la Cuba de Castro…?
Y ahora que la posmodernidad sigue empeñada en expulsar a Dios –sí, especialmente al Dios Padre de los cristianos- de la vida del hombre: ¿en qué nuevo infierno caeremos?
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