¿Hasta cuándo
consentirá Dios esto? ¿Se enfadará y nos mandará su castigo?, o simplemente esperará
a que las consecuencias lógicas de
tantos desmanes se vuelvan contra la Humanidad y nos obliguen a rectificar
dolorosamente el rumbo.
Cualquiera de ambas posibilidades sería justa: nos lo
hemos merecido sobradamente. Pero lo que no acabo de comprender es por qué las
consecuencias de la soberbia humana caen frecuentemente en primer lugar sobre
los menos culpables [nadie es inocente ante Dios]. ¿Será que Dios utiliza ese
sufrimiento “injusto” como ofrenda
para acortar los padecimientos de los demás? Tampoco podremos reprochárselo, ya
que es lo que le pidió a su propio Hijo. ¿Es, entonces, el sufrimiento humano una
forma de corredención?
Es la única explicación que se le ocurre a mi pobre
mente. Pero para que el sufrimiento fuese provechoso, deberíamos aceptarlo y
ofrecerlo… ¡Y qué difícil es cuando no se siente cercano el amor de Dios!
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