¿Cómo volver al seno de la Trinidad con su naturaleza divina
y su naturaleza humana, pero quedarse también “todos los días hasta el fin del mundo” entre nosotros con su
naturaleza humana y su divinidad?
El amor siempre encuentra soluciones imaginativas para
lograr su objetivo: con su divinidad forma un cuerpo místico que nos abarca a
todos los hombres y de esta forma todos estamos dentro de él; pero simultáneamente,
con la Eucaristía, consigue que su cuerpo humano pueda entrar en cada uno de
nosotros. El continente que entra dentro de cada una de las partes del
contenido. Cristo nos abraza como miembros de su cuerpo místico; pero quiere
sentir cómo nosotros le abrazamos -cada uno individualmente- con nuestro propio
cuerpo.
¡Alucinante! Sólo el Amor podría imaginar algo así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario