miércoles, 18 de junio de 2008

Conocimiento experimental

Sigo dándole vueltas al tema del conocimiento científico o experimental y a su soberbia pretensión de ser el único válido.

En la actualidad se piensa que no hay forma de conocimiento más exacta que el derivado de la ciencia experimental. Hasta tal punto es así, que nos maravillamos de que el hombre haya podido avanzar hasta nuestros días sin ese conocimiento científico fiable. Pero si lo pensamos un poco, nos damos cuenta de que, efectivamente, el hombre con la única herramienta de su razonamiento intelectual, ha sido capaz de desarrollar las actuales ciencias experimentales; por lo tanto, alguna validez tendrá -al menos en la práctica- el conocimiento que le guió hasta nuestra situación actual.

Y no solo esto: si repasamos honradamente la historia, vemos que el conocimiento derivado de la ciencia experimental está periódicamente sujeto a revisión y superación; hasta tal punto que es prácticamente seguro decir ante cualquier afirmación científica actual que es mentira... y el tiempo nos dará la razón con otra afirmación científica posterior que rechace a la actual. Parece derivarse del propio método experimental la cualidad de llegar a conclusiones erróneas, que sirven para el avance científico temporal; pero que, a la postre, serán superadas y reconocidas como grandes errores.

Sin embargo, el conocimiento derivado del propio razonamiento humano -de la fe o de la evidencia- sí ha llegado a verdades que han soportado el avance científico y el inmenso aumento del conocimiento humano en general: las matemáticas, la geometría, la poesía, la música, formas maravillosas de arte y literatura; ética y moral... Y muchos de los logros del hombre no se han visto superados por el paso de los siglos... a pesar de que el hombre no contaba más que con su propio discernimiento y mucha más tenacidad que en nuestros días: las pirámides de Egipto, las tragedias griegas, las grandes sinfonías, la metafísica y la lógica, el teatro de Shakespeare o Calderón -con la altísima psicología que revelan-, el código de Hammurabi, el palacio de Mojenjodaro o la Muralla China, los cálculos sobre la órbita de los planetas, la curvatura de la Tierra.... Todo esto fue realizado por hombres que no contaban ni con una simple calculadora, si sabían lo que es un ordenador portátil y un GPS.

Pero todo este conocimiento se desprecia y arrincona, porque no se trataba de ciencia experimental, por aquellos mismos científicos soberbios que nos tienen acostumbrados a sus constantes rectificaciones de conclusiones. La Tierra era redonda y Colón estaba en lo cierto al razonarlo así; pero cuando quiso experimentarlo, entonces se equivocó: confundió América con "las Indias"; lo mismo ha venido ocurriendo con el paulatino descubrimiento del Universo: las rectificaciones son constantes, salvo las conclusiones derivadas del simple razonamiento humano.
Entonces, por qué no damos prioridad al otras formas de conocimiento y nos despojamos de la soberbia científico-experimental. Por qué no reconocemos la validez de conclusiones de otro tipo que han permitido a la humanidad llegar hasta la perfección social de nuestros días. Si nadie rechaza el 2 + 2 = 4 -por muy antiguo e inexperimentable que sea-, por qué rechazamos la familia natural -igual de antigua y que de hecho nos ha servido fielmente- aunque no pueda demostrarse científicamente su preeminencia.


¿No estará el hombre con su soberbia científico-experimental dinamitando las propias bases de su progreso?