jueves, 22 de octubre de 2020

El Papa y los homosexuales

 Están teniendo mucha notoriedad los últimos comentarios del Papa sobre las uniones civiles de homosexuales. Y esto me permite continuar con mi entrada anterior, pues es la plasmación práctica de lo que allí decía.

Una cosa es que Dios rechace la homosexualidad, porque esta orientación sexual es contraria a la naturaleza de la sexualidad con la que Él nos creo; y otra, totalmente compatible, que Dios ame al homosexual infinitamente. Quizá esto sea difícil de comprender, pero el ejemplo de la entrada anterior sobre el amor de una madre al hijo cuya conducta detesta, nos sirve de ayuda.

Creo que esto es lo que ha tratado de decir el Papa, al indicar que "los homosexuales son hijos de Dios". Por esto, dice que, desde el punto de vista civil, la sociedad puede regular las relaciones entre todo tipo de personas... Y estoy de acuerdo.

Lo que las noticias no dicen es que, desde el punto de vista moral, la Iglesia (y por supuesto el Papa) sigue rechazando la práctica sexual fuera del matrimonio (fornicación, adulterio, homosexualidad...). Y lo rechaza, porque considera que es contrario a la naturaleza biológica o social del hombre.... En definitiva, porque considera que es malo para él...

La regulación de uniones civiles, es otro asunto que depende de cada cuerpo legislativo. Y son estos los que deben determinar las consecuencias que se deriven de una convivencia entre personas. Pero, a mi parecer, se deberían contemplar no sólo las convivencias afectivo-sexuales, sino también otras convivencias afectivas no menos importantes. ¿Es que tienen menos derechos dos hermanos que conviven bajo el mismo techo con cariño y mutua ayuda? ¿Y si no son hermanos, pero han decidido compartir su vida en una relación afectiva no sexual? ¿Del mismo o de distinto sexo? 

Pues a Dios lo que es de Dios (el amor y la moral) y al César lo que es del César (una legislación justa).

Pero me parece que los medios de comunicación prefieren dar las noticias de forma que escandalicen, en vez de aclarar el fondo de la cuestión.




viernes, 16 de octubre de 2020

Dios ama a los pecadores

Dios es metafísicamente opuesto al pecado, ya que el pecado es "lo que es malo para el hombre" (como lo definía Santo Tomás).

Entonces, ¿cómo puede amar al pecador? Está claro: porque el pecador es hombre, criatura de Dios; y Dios ama a sus criaturas.

Dios aborrece el pecado, porque supone la transgresión de la norma que Él estableció al crear al hombre; y también supone el rechazo de su amor paternal.

Pero una cosa es aborrecer la "obra" y otra muy distinta dejar de amar "al que obra"...

Pero: ¿es esto posible? Ciertamente.

¿Cómo puede ama una madre a su hijo drogadicto, delincuente, terrorista, pederasta, degenerado, incluso al que la maltrata? Por supuesto, ella odia la droga, el delito y la degeneración...; pero no puede odiar al hijo de sus entrañas...

"Pues si vosotros, que sois malos, dais cosas buena a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre del cielo os dará cosas buenas?... (Mt 7, 11)

Si una madre puede amar así a un hijo, ¿cómo no va a amarlo su padre del cielo?