jueves, 30 de septiembre de 2010

El error de Lutero

Un último comentario antes de dejar atrás a Lutero.

Se le ha condenado a Lutero porque basaba la salvación solo en la Fe, con independencia del comportamiento que después tuviese ese creyente. Y esto es un error, porque la Fe sólo salva cuando las obras demuestran la coherencia con aquello en lo que se cree. Las obras tienen que manifestar inequivocamente nuestro amor a Dios y a los demás, o nuestra Fe no valdrá de nada: "también los demonios creen y se condenan". Pero denunciar este error no puede llevarnos a poner las obras por encima de la Fe, porque es nuestra fe en Cristo -y no la moral social- el sello distintivo del cristiano. Por esto, la misión del cristiano, más que convencer a los demás de la bondad de su moral, consiste en proclamar su fe en Cristo... "y este resucitado" (como decía San Pablo).

Y si cabe alguna duda, traeré aquí ahora el mandato que cierra el relato evangélico: "Id y predicad a todos los pueblos; el que crea se salvara, el que rehuse creer se condenará..." Observad que no dijo id y convencedles que mi moral es la mejor...

Es la fe [aceptar la autoridad de Dios]lo que nos salvará, no la razón ni nuestro convencimiento. Del mismo modo, debemos predicar el mensaje evangélico, razonar nuestra fe y nuestra moral debe ser algo secundario.

viernes, 24 de septiembre de 2010

El discurso del Papa (II)

Continuamos repasando el importante discurso de Benedicto XVI ante el Parlamento de Westminster.

En otras palabras, la religión no es un problema que los legisladores deban solucionar, sino una contribución vital al debate nacional. Desde este punto de vista, no puedo menos que manifestar mi preocupación por la creciente marginación de la religión, especialmente del cristianismo, en algunas partes, incluso en naciones que otorgan un gran énfasis a la tolerancia.

Éste es el gran problema de occidente: quiere renegar de sus raíces cristianas, como si la religión fuese un obstáculo al progreso; y no se dan cuenta de que precisamente ha sido el cristianismo el que potenció en occidente el progreso social y la dignidad de la persona. Puede que a alguno le extrañe esta afirmación, ya que la "historia políticamente correcta" lleva desde la revolución francesa ocultando los logros del cristianismo y recordando sólo sus errores; pero a quien no comparta esa afirmación le ruego que compare con otras civilizaciones sujetas a otras religiones, o trate de buscar los efectos que el "ateísmo oficial" causó en el pueblo (la propia revolución francesa y la implantación del Comunismo). Y, por supuesto, son los más tolerantes los que no están dispuestos a tolerar que mantengamos nuestras raíces.

Hay algunos que desean que la voz de la religión se silencie, o al menos que se relegue a la esfera meramente privada. Hay quienes esgrimen que la celebración pública de fiestas como la Navidad deberían suprimirse según la discutible convicción de que ésta ofende a los miembros de otras religiones o de ninguna. Y hay otros que sostienen -paradójicamente con la intención de suprimir la discriminación- que a los cristianos que desempeñan un papel público se les debería pedir a veces que actuaran contra su conciencia. Éstos son signos preocupantes de un fracaso en el aprecio no sólo de los derechos de los creyentes a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa, sino también del legítimo papel de la religión en la vida pública. Quisiera invitar a todos ustedes, por tanto, en sus respectivos campos de influencia, a buscar medios de promoción y fomento del diálogo entre fe y razón en todos los ámbitos de la vida nacional.

Claro, si los políticos actuasen según su conciencia, se acabaría la disciplina de partido y muchos políticos verían mermada su influencia. No, a los políticos no les interesan ni los principios ni siquiera la razón... no vaya a ser que les acaben pidiendo cuentas. Ellos prefieren dirigir la política nacional según los intereses del propio partido. La religión, la moral, la ética y la razón: son estorbos para sus ambiciones.


Una vez más, este Papa sabio ha puesto el dedo en la llaga: ¿le harán caso o seguirán llevando a Occidente a su suicidio como civilización?

martes, 21 de septiembre de 2010

Discurso del Papa en el Parlamenteo Británico

El discurso que pronunció Benedicto XVI el pasado día 17 en el Parlamento más antiguo del mundo, es un discurso fundamental para explicar las bases y los límites del sistema democrático; y los límites legislativos de las autoridades; y contiene importantes precisiones sobre la vinculación entre la razón y la democracia. Empieza por ponernos como ejemplo a Santo Tomás Moro, que murió por defender la coherencia política de su fe:

En particular, quisiera recordar la figura de Santo Tomás Moro, .../..., quien es admirado por creyentes y no creyentes por la integridad con la que fue fiel a su conciencia, .../..., pues eligió servir primero a Dios. El dilema que afrontó Moro en aquellos tiempos difíciles, la perenne cuestión de la relación entre lo que se debe al César y lo que se debe a Dios, me ofrece la oportunidad de reflexionar brevemente con ustedes sobre el lugar apropiado de las creencias religiosas en el proceso político.


Después nos recuerda que fue el Cristianismo quien empezó a reconocer la dignidad de toda la persona humana; y, en consecuencia, quien promovió las únicas entidades benéficas que existieron hasta el siglo XX:

.../... Si bien con otro lenguaje, la Doctrina Social de la Iglesia tiene mucho en común con dicha perspectiva, en su preocupación primordial por la protección de la dignidad única de toda persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, y en su énfasis en los deberes de la autoridad civil para la promoción del bien común.

Es decir, que la política tiene como fin el bien común, no el interés de un partido, aunque gobierne en mayoría.

Con todo, las cuestiones fundamentales en juego en la causa de Tomás Moro continúan presentándose hoy.../...: ¿Qué exigencias pueden imponer los gobiernos a los ciudadanos de manera razonable? Y ¿qué alcance pueden tener? ¿En nombre de qué autoridad pueden resolverse los dilemas morales? Estas cuestiones nos conducen directamente a la fundamentación ética de la vida civil. Si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el mero consenso social, entonces este proceso se presenta evidentemente frágil. Aquí reside el verdadero desafío para la democracia.

El consenso, base del sistema democrático, no puede establecer los principios éticos, sino que debe limitarse a encontrar la mejor manera de aplicarlos, una vez reconocidos por todos. No puede renunciarse total o parcialmente a un principio ético con objeto de formar una mayoría parlamentaria; pues no es posible buscar el bien común con principios adulterados.

La reciente crisis financiera global ha mostrado claramente la inadecuación de soluciones pragmáticas y a corto plazo relativas a complejos problemas sociales y éticos. Es opinión ampliamente compartida que la falta de una base ética sólida en la actividad económica ha contribuido a agravar las dificultades que ahora están padeciendo millones de personas en todo el mundo. .../... igualmente en el campo político, la dimensión ética de la política tiene consecuencias de tal alcance que ningún gobierno puede permitirse ignorar.

Nos recuerda que, al igual que la crisis financiera se produce por la total ausencia de principios éticos en la búsqueda del lucro, la búsqueda del voto al margen del bien común y los principios éticos solo puede generar caos social.

Así que, el punto central de esta cuestión es el siguiente: ¿Dónde se encuentra la fundamentación ética de las deliberaciones políticas? La tradición católica mantiene que las normas objetivas para una acción justa de gobierno son accesibles a la razón, prescindiendo del contenido de la revelación. En este sentido, el papel de la religión en el debate político no es tanto proporcionar dichas normas, como si no pudieran conocerlas los no creyentes. Menos aún proponer soluciones políticas concretas, algo que está totalmente fuera de la competencia de la religión. Su papel consiste más bien en ayudar a purificar e iluminar la aplicación de la razón al descubrimiento de principios morales objetivos.

Nos explica cómo se debe utilizar la razón para descubrir los principios éticos; y el papel que la religión juega al exigir la recta actuación de los agentes políticos y sociales, anteponiendo el bien común a sus intereses personales. Precisamente por esta exigencia, la religión ha sido frecuentemente apartada del mundo político: porque nos recuerda constantemente que el poder tiene unos límites objetivos que ninguna mayoría puede traspasar:

Este papel "corrector" de la religión respecto a la razón no siempre ha sido bienvenido, .../... Sin la ayuda correctora de la religión, la razón puede ser también presa de distorsiones, como cuando es manipulada por las ideologías o se aplica de forma parcial en detrimento de la consideración plena de la dignidad de la persona humana. Después de todo, dicho abuso de la razón fue lo que provocó .../... la difusión de las ideologías totalitarias del siglo XX. Por eso deseo indicar que el mundo de la razón y el mundo de la fe -el mundo de la racionalidad secular y el mundo de las creencias religiosas- necesitan uno de otro y no deberían tener miedo de entablar un diálogo profundo y continuo, por el bien de nuestra civilización.

En definitiva: un discurso histórico que denuncia los intentos de imposición de un laicismo que anule los límites que la religión impone al poder político.

No sé por qué, pero creo que no le van a hacer mucho caso...


sábado, 18 de septiembre de 2010

Lutero

He visto recientemente la película LUTERO, que es una burda deformación de la realidad histórica; pero que, no obstante, me ha suscitado varios pensamientos interesantes.

Una vez más, cuando la Iglesia esconde sus errores en vez de corregirlos, acaba provocando -a sí misma y a los demás-un daño mucho mayor del que se pretendía evitar. Los malintencionados esconden esos errores para poder seguir aprovechándose de ellos; los bienintencionados, los esconden para evitar el escandalo de los inocentes; pero el malo acaba aprovechando esas mentiras e hipocresías para hacer su labor. Tenemos ahora un ejemplo doloroso de lo que digo: los casos de los abusos a menores por parte de eclesiásticos, que antes se trataban de ocultar.

Creo que la mejor actitud ante las vergüenzas de la Iglesia sería denunciarlas con humildad, sabiendo que todos somos pecadores, para tratar de corregirlas. De esta forma se evita el abuso de los malintencionados y no se escandaliza a nadie.

Por el contrario, Lutero no se limitó a denunciar lo que era incorrecto [la venta mercantilizada de indulgencias], sino que pretendió imponer su criterio y destruir a los corruptos [que no eran todos]; pero con su soberbia acabo destruyendo la Fe de los inocentes con doctrinas totalmente equivocadas sobre la salvación, la fe y los sacramentos. Efectivamente, afirmó que para la salvación sólo importaba la Fe, al margen de los muchos pecados, que ya no hacía falta confesar; y que esa fe dependía de la libre interpretación de las Escrituras. De esta forma, acaba con la Fe y con la moral, que son sustituidas por la propia postura personal subjetiva, por muy equivocada que esté. Estas doctrinas tan radicales no quedan reflejadas en la película, porque de hecho, en la actualidad, ni los pastores protestantes aplican esas doctrinas de Lutero, sino que exigen un comportamiento moral objetivo y se reservan la facultad de interpretar las Escrituras. Con esto actitud han logrado reducir a unas 25.000 las ramas protestantes que hoy existen, porque de otro modo habría tantas como individuos protestantes.

Lo que no tiene lógica es que los protestantes se empeñen en seguir separados de la Iglesia Católica cuando ésta ya ha superado todos esos pecados y corrupciones; y ellos han rectificado la radicalidad de sus doctrinas iniciales. Quizá se deba a esta incongruencia el constante flujo de conversiones al catolicismo.

Pero recordemos: la verdad nos hará libres..., aunque nos haga pasar vergüenza.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Somos el rebaño o las ovejas perdidas?

Nos aseguró el Señor que Él dejaría a las 99 ovejas del rebaño y se iría en busca de la oveja perdida. desde luego esta forma de actuar no encaja en los utilitarios criterios humanos: ¿es lógico dejar a todo el rebaño a merced del lobo, por salvar a una sola?

Ni los planes ni los caminos de Dios son nuestros planes ni nuestros caminos.

No obstante, viendo que en la actualidad el rebaño del señor está a merced del Malo -el lobo- se me ocurre pensar que quizá el Señor nos ha dejado temporalmente para ir a buscar a las ovejas perdidas, a aquéllas a las que nosotros no hemos sabido traer al rebaño. Es más, quizá hasta las habremos extraviado más aún con teorías modernistas equivocadas: ellas querían encontrar a Dios y nosotros les hemos mostrado un monigote concebido a nuestra medida.

Quizá esto sea lo que le esta ocurriendo a occidente; ésta sea la razón por la que el lobo se enseñorea tan descaradamente entre el rebaño... Porque el Pastor ha tenido que ir a hacer lo que nosotros hemos abandonado: la catequesis...

Hasta cuándo?

lunes, 13 de septiembre de 2010

Dios y los cálculos humanos

Sigamos con la opinión de los científicos sobre Dios.

Al parecer, lo que realmente desean es someter a Dios a las propias leyes físicas que Él ha creado, que el la manera que tienen los científicos de someterlo todo a su criterio. Pero no se puede encerrar a Dios en unas leyes físicas que Él mismo ha creado; ni se le puede someter a los cálculos matemáticos que Él tiene bajos u control. Si Dios lo ha creado todo, entonces está por encima de todo; y por tanto, la ciencia que estudia lo creado no puede negar al Creador.
Por el contrario, si Dios no existiese, nunca saldríamos de la duda, pues la ciencia nada puede decirnos del momento anterior a la creación o al big bang, como se le prefiera llamar. Es decir, la ciencia puede intentar demostrar la existencia de Dios o permanecer agnóstica; pero nada puede decir en contra de su existencia, nunca podrá liberarse de su Creador.
Pero lo curioso es que este Dios irreductible, sí ha querido dejarse encerrar en un Sagrario, transustanciado desde el pan o el vino. Esta es la grandeza y el amor de Dios... Infinitamente superior a cualquier imaginación humana...

Por esto, como decíamos en la entrada anterior, ni el Dios de los cristianos ni el mensaje evangélico podría haber sido invención humana.

martes, 7 de septiembre de 2010

Dios y los científicos

Dicen que Stephen Hawking ha dicho que Dios no fue necesariopara la creación del universo; y esto es mucho decir, porque...:


¿Estaba él allí para comprobar lo que hacía falta antes del Big Bang?


Si la ciencia lo desconoce todo del momento anterior al Big Bang, ¿como se puede hacer esa afirmación?


Si antes del Big Bang todo era caos, ¿quién imprimió el orden implícito en esa energía inerte, para que su desarrollo fuese la creación como la conocemos?


En todo caso, si estuviese dispuesto a admitir que para la creación no hacía falta Dios [veanse mis entradas del 29 y 30 de septiembre de 2005, para repasar argumentos sobre la necesidad de la intervención de una Inteligencia Diseñadora]; eso no significaría que la falta de necesidad excluya la existencia de Dios.


Y, si el señor Hawking fuese capaz de convencerme de que toda la creación podría haber aparecido sin que Dios existiese, yo seguiría preguntándome: ¿es posible el Evangelio sin Dios? Podría llegar a creer que todo sea fruto de la casualidad en la evolución de la materia inerte [¡mucha casualidad sin causalidad es esa!], mientras Dios se limita a observar inactivo; pero nunca podré creer que el mensaje evangélico sea invención del hombre. No, el Evangelio no puede ser fruto de la casualidad, ni de la evolucion aleatoria de la materia. Al Cesar lo que es del Cesar [y sólo lo que es suyo] y a Dios lo que es de Dios [prácticamente todo].

Más les valdría a los científicos dejarse de tanto cálculo teórico y pararse a observar sin más la creación; o lo que es mejor, pararse a observar dentro del corazón humano. Seguro que entonces sí veían clara la necesidad de un Dios creador y padre...; y si de paso investigan dentro del Evangelio, descubrirán también al Hijo.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El poder de Dios

Dice San Pablo en su carta a los corintios que él sólo predica a Cristo y éste crucificado, porque prefiere que sea el poder de Dios y no la sabiduría humana la que lleve la fe a los hombres.


Efectivamente, si apoyamos nuestra fe en nuestros hilados razonamientos, entonces ésta dependerá de nuestra sabiduría, que siempre puede torcerse. Además, ya no sería fe, sino convencimiento...; y podremos convencer a los que sean menos sabios que nosotros y se nos resistirán aquellos que se crean más sabios.


San Pablo lo vio muy claro: la fe tiene que llegar a los hombres a través de la propia fe que se manifiesta mediante una vida coherente. Entonces es cuando Dios con su poder enciende la chispa de la fe en los que nos rodean. Fe que dependerá del poder de Dios y no de que nuestros razonamientos tengan o no fallos.

Mostremos el rostro de Cristo con nuestra propia vida... y el resto llegará por añadidura.