lunes, 24 de diciembre de 2012

Nuestra Fe en el Niño Dios

Muchas veces he comentado que la manifestación más grande de nuestra Fe es la Eucaristía. cuando un hombre culto y moderno se arrodilla delante de un trozo de Pan consagrado (del Cuerpo de Cristo), está admitiendo -directa o indirectamente- la mayor parte de los dogmas de nuestra Fe; y está haciendo un acto de humildad muy importante y despreciando la opinión de tantos incrédulos, que nunc aentenderán coómo se puede adorar a una "cosa".
Pues bien, en este tiempo de Navidad, también se puede manifestar nuestra Fe de forma especial: adorando al Niño Dios.
Porque quien admite que ese Niño indefenso es Dios, también estará admitiendo el resto de los dogmas fundamentales de nuestra religión.
Y si le resulta más fácil querer a un Niño que a un trozo de Pan...; pues empiece por aquí.
Seguro que ese Niño y su Madre, nos acabarán llevando al Señor Redentor y a su Cuerpo.

martes, 18 de diciembre de 2012

Tus pecados te son perdonados

Podríamos decir que esta es la frase favorita de Jesucristo: tus pecados te son perdonados…
Y es que Él vino precisamente a librarnos de nuestros pecados, mucho antes que para restaurar un orden social o curar nuestras enfermedades del cuerpo. De hecho, en muchas ocasiones en las que se le acercaban enfermos, Cristo empezaba por perdonarles los pecados, aunque era manifiesto que los interesados pretendían su curación física antes que la espiritual. Pero es que Jesús primero nos da lo que considera más importante para nosotros y lo que sólo Él puede darnos. Y en aquellas ocasiones en que comienza por curar la enfermedad, suele terminar con el repetido: vete y no peques más
La enfermedad del cuerpo no es lo peor, sino la enfermedad del alma. Muchas organizaciones caritativas cristianas parecen haber olvidado esto y se conforman con curar el cuerpo…

domingo, 16 de diciembre de 2012

Fe, esperanza y caridad.

Todo el mensaje evangélico se puede resumir en estas tres virtudes: Fe, Esperanza y Caridad. Cristo vino a predicarnos a la Tierra para que tuviésemos Fe en que Él es el Hijo de Dios encarnado para redimirnos; para que tuviésemos Esperanza en el Reino de Dios y su venida definitiva; y para que tuviésemos Caridad con el prójimo.
Veinte siglos después, sigue pidiéndonos lo mismo: Fe, Esperanza y Caridad; aunque hayan cambiado las circunstancias y, por tanto, la manera concreta de vivier estas tres virtudes teologales:
 
La Fe se nos exige en aquello que es más representativo de Jesucristo: Fe en la Eucaristía. Porque creer en la presencia real de Cristo en el sagrario es creer en la práctica totalidad del mensaje evangélico. Creer en la Eucaristía presupone la creencia en el Hijo de Dios encarnado, en que murió por redimirnos y en que después resucitó. Y si creemos en que es verdad aquello de que debemos comer su carne y beber su sangre, ¿cómo no creer en el resto de sus mensajes? Por el contrario: si creemos que nos engañó en algo tan importante, que cuando instituyó la Eucaristía simplemente estaba haciendo una alegoría, ¿cómo creer en el resto de sus afirmaciones?; ¿cómo creeer en aquello de que los pobres, los que lloran, los que sufren persecución son los bienaventurados? Estoy convencido que la Fe en la Eucaristía debe ser el centro de todo el Cristianismo actual; y porque no le es en la práctica, en Occidente el Cristianismo, como la Fe en la Eucaristía, está en manifiesto retroceso.
La Esperanza se nos exige con respecto a su mensaje: debemos esperar que el plan de Dios para la Humanidad y para cada hombre es el mejor de los posibles. Si ponemos nuestra esperanza en el progreso humano -en la Ciencia- muy pronto nos veremos defraudados, ya que sin contar con Dios los avances humanos se suelen volver contra el hombre.
La Caridad se nos sigue exigiendo, igual que hace veinte siglos, hacia el más necesitado, el más débil, el enfermo, el marginado… Pero la Humanidad sigue considerando un derecho la eliminación de los débiles (el niño en gestación, el anciano, el deficiente…), precisamente para poder evitar ese ejercicio de la caridad que nos sería exigible hacia ellos.
La Fe, la Esperanza y la Caridad son virtudes teologales, trascedentes; pero también pueden ser muy humanas, muy de cada día...

sábado, 15 de diciembre de 2012

21 del 12 de 2012

Por no sé qué profecía maya, dicen que el mundo se acabará en esta fecha tan cercana (por cierto, antes se especuló con que se acabaría el 12-12-12, día de Nuestra Señora de Guadalupe); pero ya se ve que se equivocaron).
Pero, ¿qué es el fin del mundo?
Si se refieren a un tremendo cataclismo que extermine toda la vida (al menos la humana) sobre la faz de la Tierra, entonces el fin del mundo es una noticia realmente desoladora, porque el universo se quedaría sin quien pudiera conocerlo y disfrutarlo: ¿de qué sirve tanta maravilla si nadie la va a reconocer?
Pero si por el fin del mundo se entiende el fin de la Historia como venimos conociéndola; si el fin del mundo es el cumplimiento de la profecía cristiana de que será directamente Cristo quien tome las riendas de la Historia; entonces se trata de la mejor noticia que nos pudiesen dar. Y es una buena noticia a pesar de que todos tendremos que afrontar nuestros errores y nuestros pecados; pero la alegría de ver a Dios será muy superior a la pena por haberle dado tanto tiempo la espalda. Y sería una muy buena noticia a pesar de que dicha venida de Cristo estuviese acompañada de signos portentosos que nos hiciesen temblar de miedo, porque el hombre siempre tiene miedo a lo desconocido.
Todos los dolores de este parto merecerían la pena, porque en adelante la Historia estaría gobernada por su Dueño y Señor; y toda la creación respondería perfectamente a los fines para los que fue creada. Imagino que ante esta perspectiva hasta los más rebeldes se someterían a su Creador y Salvador…; aunque no es de descartar que un nuevo Lucifer o algún que otro Judas sigan rechazando la Bondad infinita: y es que la soberbia es el auténtico pecado imperdonable.
Espero con impaciencia el próximo día 21…; y si entonces no viene el Salvador, tendré que conformarme con la alegría del aniversario de su primera venida… la Natividad el próximo día 25; que esto sí es seguro.

jueves, 13 de diciembre de 2012

El primer twitter del Papa

El Papa Benedicto XVI publicó ayer -festividad de Nuestra Señora de Guadalupe- su primer mensaje en twitter:

 “Dialoga con Jesús en la oración, escucha a Jesús que te habla en el Evangelio, encuentra a Jesús, presente en el necesitado”.

Es un resumen buenísimo de todo el Evangelio, realmente ya no necesitaría añadir nada más.

Y resulta curioso que haya comenzado sus mensajes el día del aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego, ya que ese "mensaje" celestial marcó el comienzo de la conversión de los pueblos americanos al Cristianismo...

Esperemos que el mensaje del Papa también suponga el comienzo de la reconversión de occidente al Cristianismo.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.


Esta es la única condición para ver el rostro de Dios: mirar con el corazón limpio.
Por eso en un mundo absolutamente materializado, en el que se ve a los demás como objeto de nuestra sensualidad u objetivo de nuestra codicia; en el que todas las cosas creadas por Dios, en vez de revelárnoslo, nos reflejan únicamente nuestros propios defectos: ambición, codicia, soberbia, lujuria; en un mundo así es imposible ver a Dios.

Pero si viésemos a los hermanos como objeto de nuestra caridad y los bienes materiales como instrumentos para ejercerla, el rostro divino estaría habitualmente desvelado y no nos costaría nada reconocerle.

lunes, 10 de diciembre de 2012

El rostro de Dios

En el Antiguo Testamento se creía que ver el rostro de Dios provocaba la muerte del que le viese. Algunos oyeron la voz de Dios; y Moisés le vio como zarza ardiendo, pero a su paso tuvo que volver la cara.
En el Nuevo Testamento es muy distinto; realmente es todo lo contrario: el rostro de Dios nos ha sido mostrado a todos los hombres. Y ver ese rostro, en vez de ocasionar nuestra muerte, puede lograr nuestra salvación. Esto es posible porque Dios ha querido tener un rostro auténticamente humano, nacido de mujer. Con su encarnación no solo nos ha redimido, sino que además nos ha proporcionado un rostro en el que ver a Dios.
Se dice que tuvieron mucha suerte los que compartieron los días de Jesucristo y pudieron ver con sus propios ojos el rostro de Cristo, de Dios. Pero la realidad es que desde entonces todos podemos compartir ese privilegio: todo el que tenga Fe podrá ver el rostro de Dios. ¿Cómo podemos verle?
Pues cada vez que miramos con amor a alguien, vemos el rostro de Cristo. La beata Teresa de Calcuta lo sabía muy bien y lo puso en práctica. Y cada vez que nos dejamos amar por alguien, también podemos ver en quien nos ama el rostro de Cristo. Y si damos un vaso de agua al hermano, su rostro se vuelve divino.
Y todos los rostros serían divinos si, además de la caridad, practicásemos también la justicia; si se sustituyese el egoísmo por la fraternidad, la ambición por la generosidad, la revancha por el perdón...
Si no vemos a Dios es por nuestra terquedad: basta con mirar con el corazón limpio para verle muy de cerca.

sábado, 8 de diciembre de 2012

¿Es tan difícil creer?

Ahora que estamos esperando la llegada del Niño Dios, resulta especialmente adecuado este diálogo que circula por la red y que pone de manifiesto lo difícil que es mantener la Fe cuando a uno le falta esa chispa de imaginación que sólo Dios puede poner en nuestra mente y nuestro corazón:

En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebes. Uno pregunta al otro:
-¿Tu crees en la vida después del parto?.
-Claro que si. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos mas tarde.
-¡ Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?.
-No lo se pero seguramente…habrá mas luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.
-¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y cómo comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida despues del parto esta excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.
-Pues yo creo que debe haber algo. . Y tal vez sea sólo un poco distínto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.
-Pero nadie ha vuelto nunca del mas allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.
-Bueno, yo no se exactamente cómo será después del parto pero seguro que veremos a mamá y ella nos cuidará.
-¿Mamá? ¿tú crees en mamá? ¿ Y donde crees tu que está ella?.
-¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo no existiría.
-¡ Pués yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto es lógico que no exista.
-Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tu puedes oírla cantando o sentir como acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?...yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella….

¡Qué difícil es entender la Fe desde fuera de la Fe!