lunes, 24 de diciembre de 2012

Nuestra Fe en el Niño Dios

Muchas veces he comentado que la manifestación más grande de nuestra Fe es la Eucaristía. cuando un hombre culto y moderno se arrodilla delante de un trozo de Pan consagrado (del Cuerpo de Cristo), está admitiendo -directa o indirectamente- la mayor parte de los dogmas de nuestra Fe; y está haciendo un acto de humildad muy importante y despreciando la opinión de tantos incrédulos, que nunc aentenderán coómo se puede adorar a una "cosa".
Pues bien, en este tiempo de Navidad, también se puede manifestar nuestra Fe de forma especial: adorando al Niño Dios.
Porque quien admite que ese Niño indefenso es Dios, también estará admitiendo el resto de los dogmas fundamentales de nuestra religión.
Y si le resulta más fácil querer a un Niño que a un trozo de Pan...; pues empiece por aquí.
Seguro que ese Niño y su Madre, nos acabarán llevando al Señor Redentor y a su Cuerpo.

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