En muchas de las entradas de este blog he criticado a los científicos por su soberbia de pretender ser los únicos que poseen el conocimiento; y debo pedir perdón.
En su mayoría los científicos son personas inteligentes, ingeniosas y, sobre todo, razonables. Lo que suele ocurrir es que en sus escritos técnicos no tratan de temas personales, como su fe o sus opiniones en otros campos. Pero resulta que he descubierto que, por ejemplo, el 95% de los Premios Nobel son personas creyentes en la existencia de un Dios creador del mundo (es decir: son teístas); y muchos de ellos religiosos practicantes.
Junto con los anteriores coexisten los llamados cientifistas, que son los que, efectivamente, creen poseer la totalidad del conocimiento y rechazan las demás formas de conocimiento. También están los científicos ateos o materialistas que hacen proselitismo de su ateísmo, despreciando a cualquiera que profese una fe. Es a estos a los que me refería cuando he venido criticándolos; entre otros motivos, porque el ateísmo es también una fe, aunque una fe negativa: creen que no existe un Creador, aunque, evidentemente, no pueden demostrarlo.
Por último, hay científicos ateos que no pueden admitir la existencia de un Ser Superior, pero que no tienen inconveniente en razonarlo con los que sí creen.
Además, he descubierto que muchos Premios Nobel de Física, Medicina o Química, consideran que los descubrimientos científicos del último siglo son evidencia de que una Inteligencia superior creó y diseñó el mundo. De este modo, no es que la fe sea razonable, cosa que siempre he defendido, sino que ahora cuenta con el respaldo de la ciencia. Quizá el título del blog debiera ser: Desde mi fe, con razón y apoyado en la ciencia.
En posteriores entradas iré explicando todo esto de forma más detallada:, empezando en la siguiente con una relacionar de los Premio Nobel que son cristianos.
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