miércoles, 19 de febrero de 2020

¿Ha enterrado la ciencia a Dios?

Si queréis conocer la respuesta, os recomiendo que veáis el siguiente enlace del matemático John Lennox; es una conferencia muy larga (90 minutos) pero merece la pena cada instante que escuchéis. Está en inglés; pero se le entiende bien y tiene subtítulos en castellano.
Os resumo: no sólo no ha enterrado la ciencia a Dios, sino que es la existencia de Dios lo que permite que haya ciencia...
La ciencia existe porque los intelectuales creyeron que había leyes que regulaban los fenómenos naturales; que una Inteligencia estaba detrás del Cosmos que conocían. Si se hubiese creído que toda la evolución era meramente casual, entonces nadie se hubiese molestado en hacer ciencia para descubrir las leyes de la casualidad (lo que es una contradicción in terminis).
Por lo tanto, la discusión no es entre "religión y ciencia" o "fe y razón", sino entre la concepción del Cosmos que tiene cada uno. A algunos, su razón los lleva a creer en una Inteligencia creadora; mientras que a otros su razón los lleva a creer que sólo existe la materia. Es decir: ambos usan la razón para llegar a una conclusión, que creen verdadera, sin que ninguno de ellos pueda demostrar esa verdad. No es una discusión entre creyentes y no creyentes, ni entre pensadores y no pensadores, sino entre iguales que alcanzan, razonando, conclusiones opuestas.
No hay científicos creyentes y científicos no creyentes, sino científicos ateos (que creen que Dios no existe) y científicos teístas (que creen que Dios sí existe).
Así visto, los creyentes en Dios no deberían dejarse llevar por esa especie de complejo de inferioridad por ser menos razonables que los ateos; y los ateos no deberían demostrar esa superioridad por afirmar algo que nunca podrán demostrar... y achacarlo a "la casualidad". 

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