martes, 25 de febrero de 2020

¿Es la Fe un cuento de hadas?

Los que se empeñan en decir que "no creen" (cuando la realidad es que "creen" que todo es materia, lo que por supuesto no pueden demostrar, por eso es una mera creencia) se afanan en ridiculizarnos a nosotros, los ingenuos que "sí creemos" (es decir: creemos que esa materia ha sido creada).

El argumento más peregrino, pero ofensivo, que se les ocurre es decir que creer en un Dios creador es lo mismo que creer en papá Noel o el ratoncito Pérez. Así nos comparan a los "creyentes" con los niños ingenuos.
El matemático John Lennox; rebate esta afirmación con un razonamiento tan sencillo como concluyente:

  • Sólo los niños creen en los cuentos de hadas, el ratoncito Pérez o papá Noel.
  • Pero un alto porcentaje de los adultos de la humanidad, durante todos los tiempos, todas las civilizaciones y todas las zonas geográficas, cultos o incultos, sabios o necios (incluido el 65% de los premios Nóbel del siglo XX), han creído en la existencia de un Ser superior del que procede todo. Y han creído en esto, porque lo dedujeron de la propia existencia de ese todo que ven.
Tener Fe no es una ingenuidad, sino lo más común y razonable.

Otros dicen que la creencia en Dios no es más que la respuesta a la necesidad de tener un Padre en el cielo que nos saque las castañas del fuego cuando no podemos hacerlo por nuestras propias fuerzas.
Pero entonces, siguiendo el mismo razonamiento simplón, podríamos decir que el ateísmo es la respuesta al deseo de no tener un Juez que nos juzgue ni un legislador que nos indique cuál debe ser nuestro comportamiento. 
La verdad es que creer en ese Padre del cielo nos complica la vida bastante más de lo que nos la resuelve, porque Él nos pide nuestra correspondencia y no nos garantiza su ayuda "material".
Pero a los ateos, su increencia les simplifica la vida, porque les libera de una moral que les obligue a rendir cuentas.
Entonces: ¿cuál de las dos posturas es más interesada?

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