miércoles, 9 de noviembre de 2005

Amor y sexo

Aprovecho que venimos hablando de amor para dejar bien claro que éste es distinto del sexo, aunque la sociedad actual los confunda tan frecuentemente, actitud que viene derivada del hecho de que se confunda el amor -búsqueda del bien ajeno- con el egoísmo -búsqueda del bien propio-. De esta forma, el sexo pasa de ser el lenguaje de nuestro amor -como alguien lo ha definido- a ser la vía para la satisfacción del propio ego.
Desde mediados del siglo pasado, esta confusión se generalizó debido fundamentalmente a un descubrimiento científico: la famosa píldora anticonceptiva. Éste fue el desencadenante de un vertiginoso cambio social que ha derivado en el actual debilitamiento de nuestra sociedad. A la situación actual de trivialización del sexo y el amor, y la profunda confusión de conceptos, se ha llegado a través de los siguientes pasos:
1º.- Con la aparición de los métodos anticonceptivos artificiales, se disoció sexualidad y procreación: se podían tener relaciones sexuales plenas sin temor a que ello provocase una nueva vida.
2º.- Con esta seguridad, se disoció sexualidad de matrimonio, ya que, al no estar vinculado el sexo a la procreación, no se veía la necesidad de restringirlo al ámbito matrimonial.
3º.- Si el sexo no tiene que estar ligado a una unión permanente y tender a la procreación, entonces se convierte en un mero acto biológico moralmente neutro y, por tanto, disociado del amor. El sexo dependerá del instinto de la persona, al igual que cualquier otra actividad biológica.
4º.- Si la sexualidad es mero instinto, moralmente neutra, no se le deben poner límites más estrictos que los que cada persona quiera admitir. Cualquier práctica sexual placentera es igualmente válida y digna: sadomasoquismo, pedofilia, ... Incluso se desliga el sexo de "los sexos"; y se convierten en opciones igualmente válidas la heterosexualidad y la homosexualidad.
5º.- Llegados a este punto, se comienza a recorrer el camino en sentido inverso. La trivialización del sexo, que ha servido para su justificación en cualquier circunstancia y sin un objetivo concreto (ni procreación, ni amor); sirve ahora para dar carta de naturaleza a las relaciones meramente sexuales: se pretende que las parejas "de hecho" (uniones sexuales temporalmente estables, con independencia de su orientación sexual), reciban la misma protección de la sociedad (mediante la legislación oportuna) que la que reciben los matrimonios (uniones permanentes que forman la célula básica de la sociedad: la familia).
6º.- Como último paso, desligado el sexo de la procreación, se pretende disociar también la procreación del sexo: se reclama la fecundación artificial y se justifica cualquier manipulación genética de embriones humanos. Se reclama la paternidad por parte de parejas homosexuales, individuos solos, o excesivamente mayores.


Así, vemos que primero se disoció el sexo y la fecundidad para poder practicarlo sin limitación ni condicionamiento; y, ahora que estamos liberados sexualmente, exigimos que se nos proporcione la fecundidad que habíamos rechazado. ¿No es ésta la mejor manera de reafirmar la estrecha unión entre amor, sexo y procreación que existía inicialmente y que nunca debió romperse?

2 comentarios:

  1. Anónimo12:31 p. m.

    No estoy del todo de acuerdo con estos pasos que se describen, para mi, el mal de raíz, de trivialización del uso de las relaciones sexuales es un profundo fallo de educación y de valores transmitidos. Creo que hablar de un inicio de los problemas en la aparición de métodos anticonceptivos es un claro error, porque nos despista, veo que ese argumento surgió en la iglesia no como análisis del problema, sino como apoyo a las argumentaciones sobre anticoncepción (entre las cuales no es un argumento realmente importante)
    Hay datos que no me muestran esas relaciones, la existencia de la prostitución, igual de generalizada con o sin gran extensión en la población de métodos anticonceptivos, los elevados procentajes de embarazos adolescentes no deseados.

    Unos valores imperantes que centran a la persona en la satisfacción de las necesidades lleva también a la trivialización del sexo porque ya ha trivializado la importancia de la persona, de uno mismo y de los demás. Veo este punto mucho más complejo y profundo que la relación entre sexualidad y procreación que me parece otra consecuencia más.

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  2. Anónimo5:24 p. m.

    Completamente de acuerdo. Le animo a continuar este blog, que algunos seguiremos con mucho interés.

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