La realidad de que el ser humano tiene una dimensión espiritual, se constata por su memoria, inteligencia y voluntad; pero también realiza otras funciones espirituales que le convierten en una criatura cualitativamente superior a cualquiera de las otras. Veámoslas:
El hombre es el único animal que posee un lenguaje simbólico[1]: Los animales suelen expresar algunas sensaciones básicas mediante algún tipo de lenguaje, ya sea sonoro o corporal: miedo, amenaza, cortejo, etc.; pero en modo alguno han elaborado un lenguaje sobre conceptos abstractos ni utilizan símbolos que deban ser interpretados; y, por supuesto, carecen de escritura o expresión gráfica.
A lo largo de la Historia, el hombre ha demostrado que es capaz de progresar con su esfuerzo y su ingenio. El progreso[2] también es algo exclusivo del hombre. Los animales pueden modificar su conducta basándose en su experiencia, incluso pueden adaptar el entorno a sus necesidades (los nidos de los pájaros son un buen ejemplo); pero esto no significa que progresen. Las abejas y las hormigas
constituyen sociedades altamente organizadas que construyen elementos muy
elaborados; pero no han progresado como especie: siguen haciéndolo igual que
hace miles de años.
Quizá la que mejor se identifique como una actividad espiritual sea el Arte[3], porque no tiene utilidad material alguna para la vida del sujeto, por lo que los animales no emplean esfuerzos en esto. El arte es una manifestación de las aptitudes del hombre que se realiza por el mero hecho de mostrarlas. Y esto es así, incluso cuando las circunstancias vitales del hombre son difíciles y debería emplear su esfuerzo en asegurarse el sustento y el cobijo. Las pinturas rupestres que aparecen durante el Paleolítico —hace 40.000 años— y que se extienden por todo el planeta evidencian el impulso artístico del hombre incluso cuando todavía no tiene dominada ni la agricultura —que aparece hace unos 12.000 años— ni la ganadería —que data de hace 9.000 años— que le aseguren su subsistencia. El arte, es algo desvinculado de la mera materia y nunca hubiese formado parte de un proceso evolutivo natural, por su irrelevancia con respecto a las necesidades y la perpetuación de la especie. No obstante, se puede afirmar que el arte tiene una utilidad que transciende la mera materialidad del hombre.
Otra manifestación de la dimensión espiritual del hombre es la moral. La ética, entendida como los principios y valores que rigen un
comportamiento. Los animales siguen sus instintos y esto les puede llevar a acertar en su conducta o equivocarse; pero nunca se plantearán si sus actos han sido buenos o malos con respecto a sí mismos o al resto de la especie. El ser humano es
el único que se plantea si un acto, realizado en su provecho, es bueno para los
demás —incluso para el entorno natural— o es perjudicial. Incluso puede plantearse la corrección ética de realizar únicamente actos que le deparen un provecho propio.
Dejamos para el final la que es en sí misma una manifestación espiritual: la religión, entendida como las creencias o el sistema cultural que, mediante
diversos ritos, intenta poner en contacto al hombre con lo trascendente o
sobrenatural. En los animales no hay ningún comportamiento que intente conectarlos con lo sobrenatural, ni siquiera instintivamente. En el hombre, la religión como manifestación espiritual se ha producido a lo largo de toda su historia y en la totalidad de las áreas geográficas y culturas. En la actualidad, la era de la ciencia y la tecnología, se mantienen las religiones en todo el planeta, aunque las creencias y ritos difieran mucho unos de otros[4]; pero en todo caso pretenden un contacto con los sobrenatural; y en la mayoría de las religiones se cree en la permanencia del individuo
después de la muerte corporal, como lo demuestra el desarrollo desde tiempos
prehistóricos de los ritos funerarios.
Un comportamiento exclusivo del hombre es el hecho de que esté dispuesto a dar su vida en defensa de una idea. Un animal puede arriesgar su existencia para defender a sus crías o al resto de la manada; pero ninguno lo haría sin que un peligro físico se lo exigiese. El hombre, desde tiempos ancestrales, ha entregado su vida por sus ideales, su patria, su honor y otros motivos que en nada tienen que ver ni con la subsistencia material ni con los instintos. De este modo, el hombre muestra su convencimiento de que hay principios más valiosos que la propia vida, poniéndola en riesgo por defenderlos. Esta valentía podría potenciarse por el convencimiento de que perdiendo la vida no lo pierde todo, porque su parte espiritual persistiría.
[1] El lenguaje simbólico es la forma de comunicación que usa signos para expresar mensajes. [2] El progreso es un concepto que indica la existencia de un sentido de mejora en la condición humana (Wikipedia) [3] El arte es la actividad o producto realizado con una finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se expresan ideas, emociones y, en general, una visión del mundo, a través de diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros, corporales y mixtos (Tatarkiewicz). [4] Se estima que en el mundo hay 4.200 religiones. Según un estudio del Pew Research Center de 2017, en torno al 77% de la población mundial practica alguna religión: cristianismo, el 31%; islam, el 24%; hinduismo, el 15% o budismo, el 7%; y un 0,2% el judaísmo. El 16% de la población mundial no tiene afiliación religiosa [https://elordenmundial.com/cuantas-religiones-hay-mundo/]