lunes, 14 de septiembre de 2009

¿Hemos vuelto al fariseismo?

Los cristianos, al igual que los fariseos del tiempo se Jesús, hemos convertido nuestra fe en algo sociológico: cumplimos la apariencia, pero nuestro corazón esta lejos del Señor; no acabamos de creernos que Él es el camino, la verdad y la vida; que su palabra debe ser nuestra norma de comportamiento. Así, tratamos de amoldar el Evangelio a nuestra vida, haciéndolo compatible con nuestra lógica mundana, en vez de amoldar nuestra vida al Evangelio, según la lógica de Dios.

Los fariseos actuaban así porque lo que buscaban era mantener la estructura social de Israel como nación, por eso se aferraban tanto a tradiciones y ritos. No podemos juzgar si lo hacía así por pensar que esa era lo mejor para el pueblo elegido, o más bien trataban de mantener sus privilegios como "guardianes de la ortodoxia". Pero lo cierto es que habían olvidado que era Dios -y no sus tradiciones- el que tenía que salvarles enviando al Mesías.

Frente al laicismo imperante, podemos caer en la tentación de empeñarnos en mantener la estructura social de la Iglesia y nuestros derechos ciudadanos -la clase de religión, nuestras procesiones y cofradías, nuestros templos-; y olvidarnos de que lo importante es vivir profundamente nuestra fe, el mensaje evangélico, dando testimonio de santidad a nuestros hijos y hermanos...

Busquemos el Reino de Dios y la santidad, que lo demás se nos dará por añadidura.

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