domingo, 6 de junio de 2010

¿Qué es más razonable, la ciencia o la religión?

La entrada anterior me sirve de preámbulo para poder declarar la falsedad de una creencia muy extendida, incluso entre personas religiosas: que la Ciencia se apoya más en la razón que la Religión. Hemos visto cómo cada una se apoya tanto en la razón como en la fe, según los diferentes aspectos de su propio ámbito.


La Religión establece inicialmente sus fundamentos en la fe, en sus dogmas; pero luego se dedica a comprobar la racionabilidad de éstos. Por ejemplo, la Iglesia cree en la posibilidad de los milagros y ésto es Fe. Pero no cree en un milagro concreto si no puede comprobar que es un hecho sobrenatural por encima de toda evidencia. Recientemente, las dudas sobre un milagro atribuido a la intercesión del Papa Juan Pablo II le ha supuesto el retraso en su beatificación. La Iglesia, que admite los milagros por la fe, exige pruebas razonables e irrefutables, para declararlos.

Por el contrario, la ciencia prioritariamente se basa en el experimento, la razón; pero después establece postulados "irrefutables" que le permitan fundamentar en ellas el progreso, aunque después -muy probablemente- se descubra que estaban equivocados. La ciencia comprueba experimentalmente sus postulados; pero a la postre tiene que confiar en que los resultados sean correctos, para poder seguir avanzando con su investigación; porque, si no creyese en la bondad de sus resultados, no podría construir nada sobre una teoría movediza. Y cuando se descubra que la conclusión era errónea, se rechaza y se sigue avanzando desde el último punto cierto que se alcanzó. Si los científicos hubiesen esperado a tener la absoluta certeza de sus conclusiones, nunca hubiesen avanzado, ya que siempre habrían acabado descubriendo que su fundamento, en algún punto era equivocado. Ésta en la única forma de progresar. Es curioso comprobar cómo se ha podido avanzar científicamente sobre fundamentos totalmente erróneos. Es decir, la ciencia combina el experimento racional con la fe en el propio resultado de ese experimento. Por ejemplo, si se hubiese esperado a conocer qué tipo de fuerza es la gravedad para tratar de dominarla, nunca se hubiese desarrollado la aviación; y si se hubiese esperado a saber con exactitud en qué consiste la vida, todavía no habríamos logrado curar ninguna enfermedad. Y si Colón hubiese esperado a tener la certeza de que hacia el oeste estaban "las indias orientales", nunca se hubiese descubierto América.


Resumiendo: la Religión tiene que razonar sus dogmas; y la Ciencia se tiene que creer sus postulados.

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