viernes, 17 de noviembre de 2006

Nuestra Fe en la Eucaristía

Me empeño en este blog en conciliar Fe y razón, porque es bueno dar las razones de nuestra fe a los que no la comparten; y también a los que la comparten, para que éstos puedan explicarla a otros. Por ejemplo, uno de los aspectos más olvidados de estas razones es el hecho de que la moral social cristiana es el camino que los siglos han demostrado como mejor para obtener el bien común.
Pero este empeño en razonar no nos puede hacer olvidar que para un cristiano lo fundamental no es el entendimiento, sino la Fe... Dios no pide que le comprendamos, sino que confiemos en Él. Así lo ha demostrado durante toda la revelación... desde que Moisés en Meribá golpeó dos veces la roca, hasta el miedo de Pedro andando sobre las aguas (¿por qué has dudado, hombre de poca fe?).
Creo que en la actualidad Dios nos sigue pidiendo un signo de fe similar; fe absoluta en lo que no tiene ni puede tener ningún apoyo racional: la presencia real de Cristo en la Eucaristía (sacramento de nuestra Fe). De alguna manera, Dios quiere que su Iglesia renueve cada día esta Fe y la mantenga frente al mundo materialista, que no puede admitirla.
Parece como si supeditase a esta actitud el apoyo que de él necesitamos... y confirma esta sensación el hecho de que Juan Pablo II dedicase el que iba a ser su último año de pontificado precisamente a la Eucaristía.
Hasta que la Iglesia no recupere plenamente esta Fe con hechos públicos, seguiremos cerrados a recibir toda la gracia que Dios quiere e
nviarnos...

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