lunes, 27 de noviembre de 2006

Permanecer con Cristo

Siguiendo con el tema de la Eucaristía, no puedo quitarme de la cabeza la idea de que aquí está la clave de lo que está ocurriendo actualmente en "la fe católica" -por así llamarla, ya que Iglesia es un término que puede llevar a confusión-.

Cuando Jesús pronuncia el discurso eucarístico (capítulo 6º del evangelio de San Juan) no deja lugar a dudas sobre la importancia de lo que está anunciando: "... en verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que como mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí" (Jn 6, 53-57).


Jesús podría haber explicado a sus discípulos que se trataba de la transubstanciación del pan y el vino... pero prefirió exigirles un acto de fe absoluta en sus palabras: "Dura es esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?" (Jn 6,60). "Desde entonces muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él. Entonces Jesús dijo a los doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna..." (Jn 6, 66-69).
Y es que Jesús lo que nos pide constantemente es fe en Él, lo entendamos o no...

Desde el punto de vista humano no es comprensible que dejase marchar a tantos discípulos (incluso pregunta a sus apóstoles si también ellos quieren irse), simplemente porque no considera oportuno explicarles sus palabras... pero Jesús sabe muy bien lo que está haciendo: prefiere no tener discípulos a que éstos le sigan sin fe.

Y trasladando esta situación a nuestro tiempo, me pregunto si Jesús no prefiere que sus discípulos sigan marchándose de su lado antes que retenerles sin fe: todo aquél que no crea en la Eucaristía puede irse... aunque se quede sólo con otros doce y tenga que
volver a empezar.

Dando la vuelta a esta afirmación: si queremos permanecer en Cristo, tenemos que encontrarle en la Eucaristía.

Es lo más razonable... después de leer el capítulo 6 del evangelio de San Juan.

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