miércoles, 17 de febrero de 2010

El ataque a los cristianos

Hablabamos de que con frecuencia se ataca a los cristianos. Unas veces, el ataque es la simple reacción de quien se ve desenmascarado en su táctica de dominar al hombre haciendole esclavo de sus pasiones. Otras veces nos atacan con razón, ya que nuestra conducta social deja mucho que desear y puede pecar de hipocresía: con nuestras denuncias buscamos más protejer nuestros propios intereses que el bien común que tanto predicamos. Y en estas ocasiones, el enemigo no ataca tanto al Cristianismo, como a nosotros, que somos un garabato de cristianos, más preocupados en defender nuestros privilegios y derechos que en defender nuestra fe.

Sólo cuando nos comportemos como auténticos cristianos, que propongamos las soluciones sociales cristianas que buscan el bien común sin miedo a lo que podamos perder personalmente, nos podremos quejar de que se ataca al Cristianismo.

Cuando los cristianos actuamos en política deberíamos ser más valientes con nuestras propuestas sociales, no sólo en lo que a moral social se refiere, sino también en lo relativo a la moral económica: la especulación financiera, la inmobiliaria, la explotación laboral y las reivindicaciones laborales excesivas de los sindicatos, deberían estar abiertamente rechazadas; aunque en muchos casos perjudiquemos a amigos.


Si en nosotros viesen autenticos cristianos, tratando de vivir evangélicamente y defendiendo la dignidad del prójimo, entonces muy probablemente no seríamos el centro de sus ataques; y si lo fuésemos, podríamos estar orgullosos por ello.

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