viernes, 5 de febrero de 2010

Dar gloria a Dios

Muchas veces me he preguntado para qué creó Dios a los ángeles y por qué creó a tantos. Espero que los ángeles perdonen mi supina ignorancia, pero los espíritus puros son exclusivamente "entendimientos libres o voluntades inteligentes": lo único que hacen es pensar, adherirse o no a la voluntad de Dios,... imagino que en definitiva así es como le aman. Y Dios ha creado millones de seres que se limitan a someter libremente su entendimiento y amar... sin hacer ninguna otra cosa...

Cada vez que me enfrento a algún aspecto del obrar de Dios que no entiendo o me parece absurdo, en vez de rechazarlo, trato de imaginar cuál es el motivo de Dios para obrar así. Por supuesto, me es imposible conocer las razones de Dios; pero su obrar muchas veces nos da pistas de su Ser. Si Dios es capaz de crear millones de seres simplemente para que le amen en un solo acto que se prolonga por toda la eternidad, entonces es que el amor de sus criaturas es algo muy importante para Dios; y que le es muy importante el amor de cada una de ellas, porque Dios sabe distinguirlo, como cualquier madre distingue el cariño de cada uno de sus hijos.

Y ahora trataremos de llevar este razonamiento a un plano más práctico para nosotros.

Si Dios sabe distinguir a cada uno de los ángeles, que son aparentemente uniformes, cómo no va a distinguir a cada uno de los hombres, que se diferencian mucho más que aquellos. Es más, Dios busca esa diferenciación y quiere que cada hombre le dé gloria -le ame- de una manera individual e irrepetible. Dios no ha querido la uniformidad de la raza humana, sino la diversidad de caracteres, entendimientos y voluntades; así tampoco quiere la uniformidad de la santidad humana.

Así vemos que a algunos santos les concedió gracias para que le amasen de forma casi perfecta. A nuestra Santísima Madre, incluso le concedió esas gracias de forma preventiva ya que fue concebida Inmaculada: el plan de Dios para ella así lo requería y ella respondió a ese plan como ninguna otra criatura ha respondido.

Pero a otros santos no les ahorro los problemas ni las tentaciones, quizá porque buscaba que le amasen precisamente con su lucha. A San Pablo le contestó "te basta mi gracia", cuando le pidió que le liberase de cierto "aguijón" que le tentaba. Así, a algunos hombres los quiere muy identificados con Cristo [San Juan evangelista, el Padre Pío, sor Faustina Kovalska], mientras que a otros los quiere luchando en medio del mundo por parecerse cada vez más a Él. Incluso hay hombres a los que la gracia les llega muy remotamente, y se les hace muy difícil no ya la santidad, sino el no caer en demasiadas aberraciones.

¿Es que Dios nos discrimina? En absoluto, es que Dios nos va a exigir la respuesta en función a los medios que previamente nos haya dado y a su plan específico para nosotros. No es discriminación lo que produce con esas distinciones, sino diferenciación, diversidad y, en definitiva, mayor amor y gloria.

Por tanto, no se trata de encontrar el modelo de cómo Dios quiere que los hombres le amen, sino de encontrar el modo especifico como Dios quiere que cada uno de nosotros le amemos, con nuestras peculiaridades y defectos.

1 comentario:

  1. Diversidad de pensamientos, libertad de seres, como sea. Que gran entrada.
    No pierdo nada con avisar... asi que si esta en tus interes algún intento de poesía un poco crítica, pasate por mi blog.

    Saludos!

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