miércoles, 3 de febrero de 2010

¿Merece la pena ese "ideal"?

He estado apartado del blog durante todo el mes pasado y no he podido opinar hasta ahora sobre el comentario que alguien ha hecho a mi última entrada.

Por supuesto que quien apuesta todos sus ahorros a un solo caballo debe de estar muy convencido de ello, no lo pongo en duda; pero una cosa es estar muy convencido y otra -muy distinta- es estar acertado. Además no puedo compartir sus conclusiones:

No arriesga su alma por un "ideal", sino por el mero placer. Ha echado sus cálculos y cree que le compensa apostar a la no existencia de un juicio final, con tal de poder satisfacer todos sus caprichos sin límites. No creo que nadie pueda calificar de "ideal" el embriagarse, darse golpes o acostarse con su prima [muchos no haríamos ninguna de esas cosas ni aunque nos pagasen por ello].

Tampoco comparto el final de su comentario: hacer todo eso "sin consecuencia alguna"; porque esos mal llamados ideales provocan pésimas consecuencias -exista o no exista un juicio final-, ya en esta vida.

Con razón dice que ha apostado todos sus ahorros no sólo a un solo caballo, sino al "más lento". Nunca puede ganar, ya que exista o no exista Dios -que sí existe-, pagará en esta vida las consecuencias de sus actos. Y es que no acabamos de entender que las normas que Dios nos impone con la Ley Natural son sólo el reglamento para disfrutar plenamente de la vida,... ahora y después.

Gracias a Dios, en la otra vida contamos con su Misericordia...

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