miércoles, 28 de septiembre de 2011

El único lugar sin Dios es el infierno

Un conocido periodista ha escrito un libro en el que dice que la Revolución Francesa empezó como una gran utopía y desembocó en el terror. Estoy totalmente de acuerdo con esa descripción. La Revolución francesa acabó siendo terrorífica para el hombre, como suele ocurrir con todas aquellas utopías bienintencionadas que pretenden lo mejor para el hombre, pero dejando de lado las indicaciones que nuestro Creador nos ha dado.
Ya lo hemos comentado otras veces: cuando la humanidad pretende un mundo sin Dios, suele conseguirlo temporalmente; pero enseguida alcanza su objetivo y termina en el único lugar sin Dios: el infierno. ¿Acaso no fue un infierno la época del terror en Francia, o la Alemania nazi, o el exterminio comunista soviético, o la Cuba de Castro…?
Y ahora que la posmodernidad sigue empeñada en expulsar a Dios –sí, especialmente al Dios Padre de los cristianos- de la vida del hombre: ¿en qué nuevo infierno caeremos?

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