martes, 23 de abril de 2024

La Ecología

Según la creencia cristiana, el hombre es el culmen de la Creación, la guinda que la hace perfecta. Sin el hombre, ¿quién disfrutaría de todas las maravillas creadas?, ¿quién se admiraría de todo esto?

Es por este motivo por el que el hombre tiene una responsabilidad: ha de usar y cuidar de lo que se le ha dado; no puede derrochar estas maravillas de forma egoísta. Así visto, la ecología sería parte de ese mandato que recibió: ¡dominad la Tierra!... pero sin estropearla, añadiría yo.

En ocasiones, el hombre se ha mostrado como un depredador ecológico, cazando o pescando especies hasta ponerlas en riesgo de extinción; o contaminando el aire, los ríos y los mares... Pero no podemos culpar al hombre de aquellos otros fenómenos que son propios de la evolución natural del planeta.

La mayor extinción de especies (al menos por su tamaño) fue la de los dinosaurios... y el hombre no tuvo nada que ver con aquello. Y cuando el clima del planeta cambió entre glaciaciones y temperaturas más suaves, tampoco el hombre tuvo nada que ver. Cuando los volcanes arrojan a la atmósfera miles de toneladas de gases tóxicos o arrasan con los cultivos que les rodean, el hombre no tiene más responsabilidad que la de haber cultivado o construido en la falda de estos monstruos naturales. ¿Qué culpa tuvo el hombre de que el mar que existió en otra época ahora sea el desierto del Sáhara? La Naturaleza también evoluciona por sí misma y tiene como norma evolutiva que el más fuerte se coma al débil... ¡No he oído a nadie quejarse de esto! Cuando un león se come un cordero es algo natural; pero cuando lo hace un hombre (cordero que no existiría si él no lo hubiese criado) entonces es un ataque a la Naturaleza.

Repito: el hombre tiene una responsabilidad; pero no saquemos las cosas de quicio. El hombre no es el enemigo de la Naturaleza... Su mayor enemigo es ella misma...; al menos durante los millones de años que lleva existiendo nuestro planeta.

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