domingo, 1 de enero de 2006

La Religión Verdadera

Si entendemos por religión la manera como el hombre se relaciona con Dios, entonces coincidirás conmigo en que la religión es un asunto tremendamente importante para cada uno de nosotros. Desde este punto de vista, sólo existe una religión auténtica: aquella que recoge la forma en que Dios quiere que nos relacionemos con Él, para encontrarle, conocerle y amarle; y, así, ser felices. No se trata de que encontremos el camino que más nos gusta a nosotros [esas religiones de "supermercado" hechas "a la carta" en que cada uno toma lo que le gusta], sino de encontrar el camino que nos llevará a Dios. Por supuesto, para el hombre es imposible encontrar el camino de lo sobrenatural, porque es algo que excede a sus posibilidades naturales;... pero contamos con la ayuda de Dios, el primer interesado en que le encontremos.

Establecidas dichas premisas, podemos ir sacandoconsecuencias de cómo debería ser la Religión Verdadera:

En primer lugar, la religión se debe referir a un Dios único, pues en caso contrario, deberíamos seguir ascendiendo en el "escalafón de los dioses", con objeto de conocer a Aquél del que todo procede; el Primero de ellos, el Ser Supremo, el Único verdadero. De esta forma deberemos eliminar todas aquellas religiones politeístas: no creo que hoy sea serio plantearse existencia de un Olimpo repleto de dioses, muchos de ellos con formas animales, que están constantemente disputando entre ellos por cuestiones domésticas.

Además, la religión debe regir la relación del hombre con su Creador; debe tratar de cerrar ese abismo que existe entre el espíritu y la materia, entre lo eterno y lo temporal; pero no puede limitarse a exigir de la criatura una serie de ritos que satisfagan la vanidaad del Creador. Por definición, la criatura no puede dar nada a su Creador que éste no tenga ya. Aplacar la ira del dios mediante sacrificios no tiene sentido en sí mismo, sino únicamente como símbolo: demuestra el arrepentimiento del hombre y la disposición de Dios a perdonar. Por lo tanto, la religión que trate de unir la criatura con el Creador debe hablar de Amor, que es lo único nuevo que la criatura puede ofrecer, mediante el ejercicio de su libertad. De esta forma, quedarían eliminadas las religiones meramente rituales, fetichistas o mágicas: no buscamos la ayuda del más allá mediante fórmulas mágicas, sino la relación personal con quien puede compadecerse de nosotros...

Por otra parte, la religión no puede consistir únicamente en una técnica que mejore el espíritu del hombre, sublimándolo de tal manera que lo despoje de su componente material. En todo caso debe guardar un equilibrio entre lo material y lo espiritual, el cuerpo y el alma. Tan erróneo sería atender únicamente al cumplimiento material de la Ley Natural (filantropía, solidaridad, justicia), como olvidar que hemos sido creados con un cuerpo en medio de un mundo material (henchid y dominad la Tierra). Las religiones tendentes a la exaltación del espíritu en sí mismo, de la meditación transcendental y el yoga, suponen una buena gimnasia espiritual; pero no ponen en relación al hombre con Dios, sino únicamente con su propia alma, con un manifiesto desprecio de todo lo material: separan al hombre del cuerpo, sin unirlo a su Creador. La religión verdadera se debe preocupar también de la relación del hombre con la materia, indicarle el camino para utilizar la creación correctamente durante su etapa temporal; y, con mucho más motivo, debe regir las relaciones de los hombres entre sí.

Si atendemos a los atributos que predicamos de Dios, la religión debe preocuparse también de los asuntos de la criatura. Si Dios crea voluntaria y libremente, resulta lógico que se preocupe por su criatura. No tendría objeto crear algo caprichosamente para luego olvidarse de ello. Y, como el Creador no puede obtener nada de su criatura, porque es perfecto e inmutable, lo razonable es que imponga al hombre como único deber el actuar del modo como más se perfeccione y realice completamente su naturaleza; y que le exponga el camino para ello. Por eso la religión debe contener una orientación moral suficientemente minuciosa como para guiar a sus fieles en todo lo necesario.

La religión no puede ser inventada por el hombre, sino que tiene que ser revelada por Dios: hasta que el hombre no conoce a Dios, no sabe como tratarlo. Como afirma el Cardenal Newman, "la Religión Natural debe ser apoyada y completada por la Revelación".

Ya tenermos las carácterísticas de la religión verdadera... ahora sólo nos queda identificarla.

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