jueves, 30 de julio de 2009

Arrastrar al mundo

Los cristianos nunca podremos evitar que haya un mundo opuesto al camino marcado por Dios. El hecho de que la naturaleza humana esté caída producirá en el hombre esa tendencia a transgredir la norma de Dios, aunque sólo sea en nuestro interior. Lo que sí debemos procurar los cristianos es que ese mundo no nos arrastre. Y en esto estamos perdiendo la batalla, aunque solo sea porque utilizamos sus mismos metodos para combatirlo: odio y revancha.

Pero el problema no es que lo ataquemos con métodos inadecuados, sino que nos dejamos arrastrar... incluso con mucha complacencia. Por ejemplo, desde hace un año el mundo está en grave crisis debido a la codicia de los especuladores financieros e inmobiliarios. Pero,
¿podemos decir los cristianos que no hemos colaborado a producirla?, ¿que nos abstuvimos de la especulanion y la codicia?, ¿que realmente nos creímos que los pobres de espíritu serán bienaventurados? Si somos sinceros tenemos que reconocer que ante esta crisis los cristianos ni hemos sido ejemplo de nada, ni podemos tirar la primera piedra.

Quizá es que nos ocupamos tanto de denunciar los errores del mundo, de oponernos a él, que nos acaba arrastrando. Creo que si nos ocupasemos más de ser nosotros mejores cristianos en todo, de seguir el mensaje evangélico aunque resulte tan extraño a la sociedad occidental, a la larga seríamos nosotros los que arrastraríamos al mundo; como ya se ha hecho tantas veces y con tantas culturas durante estos dos mil años.

Una vez más, lo que nos falta es fe.

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