viernes, 4 de marzo de 2011

El humanismo sin Dios

En la entrada anterior incluíamos una parábola sobre la creación de dios por el hombre: sigamos ahondando en las graves consecuencias de esto.
Sin Dios, no se puede siquiera crear un auténtico humanismo, ya que la dignidad del hombre procede precisamente de su condición de ser criatura de Dios, hecha a su imagen y semejanza. Sin un Dios Padre común, ¿cómo ser hermanos?; y si no somos hermanos, ¿por qué respetarnos en vez de buscar exclusivamente el propio provecho? 
Un mundo sin Dios es un mundo sin esperanza, y una cultura sin Dios lleva en su núcleo la desesperación, se vuelve inevitablemente cultura de la muerte.” Joseph Ratzinger, 2001. Por desgracia, hemos podido comprobar la realidad de esta afirmación con los millones de muertes derivados de la sustitiución de Dios por un ideal a la medida del hombre: el comunismo, el nazismo; pero también el aborto, la eutanasia y las esterilizaciones masivas, porque sin Dios y sin esperanza la vida deja de tener sentido.
Por el contrario, la esperanza en Dios nos lleva a la actividad, al progreso, a compartir con nuevos hombres lo logrado. Por esto, Pablo VI afirmaba sin miedo que "el humanismo cristiano es la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo". Puede parecer exagerada esta frase, pero ¿de dónde proviene el desarrollo del mundo, sino de la cultura cristiana?

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