jueves, 10 de marzo de 2011

El humanismo cristiano

Seguimos con el tema de la entrada anterior.
La diferencia entre el humanismo inmanentista -en el que el hombre es soberano de si mismo y centro del universo, lo que le permite cualquier conducta que su razón le muestre- y el humanismo cristiano -en el que el hombre posee una dignidad trascendente, pero está sometido a una Ley superior, que le impone límites y le exige el respeto de los demás seres, humanos o no-, no radica en su racionalidad -que ambos la tienen- sino en la Fe, que sólo el último tiene.
Como decía Juan Pablo II, sin Dios no es posible un auténtico humanismo; es decir, un humanismo que sea realmente humano. Porque sólo Dios revela al hombre su propio misterio, su fin último y sus límites como criatura.
Por desgracia, demasiados ejemplos nos dan la razón: sin Dios el hombre se vuelve irracional e inhumano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario