domingo, 30 de noviembre de 2025

El principio espiritual del hombre

Si el hombre puede realizar funciones no materiales es porque dispone de un principio espiritual al que llamamos alma. Al no ser material, tiene que haber sido infundida espiritualmente por Dios en el momento en que el cuerpo comienza a existir. Las principales facultades del alma son la memoria, el entendimiento y la voluntad. Las dos primeras podrían considerarse como comunes a otros animales evolucionados, pero si las analizamos detenidamente vemos que en el hombre tienen características distintas y muy superiores.

Memoria[1] y entendimiento[2]: Los animales poseen cierta memoria más o menos amplia. Por otra parte, sus instintos les permiten adaptar su conducta según su experiencia y aplicarlo cuando los sucesos y las circunstancias se repitan. Esto es lo que nos permite amaestrarlos: aprenden que recibirán un premio o un castigo según se comporten. Pero en modo alguno alcanzan un conocimiento intelectual que les permita analizar las causa y efectos de sus actos o de los acontecimientos de su entorno, para poder aplicar este conocimiento en circunstancias distintas. En el hombre, la memoria no es solo un recuerdo automático, sino que puede provocar sentimientos o condicionar la actuación. El entendimiento humano permite sacar conclusiones de las experiencias, averiguar sus causas y aplicar el conocimiento en circunstancias distintas. Es lo que permite el progreso.

Pero la tercera facultad del alma, la voluntad, es exclusiva del hombre, sin que tenga ningún tipo de reflejo en el animal. Es la facultad que le otorga la libertad y le permite autodeterminarse

Voluntad[3]: El animal está vinculado al instinto de su especie y debe seguirlo ciegamente ante cada circunstancia. El instinto procura la mejor adaptación a la naturaleza del animal y la preservación de la especie. Por el contrario, el ser racional, el hombre, no está sometido al instinto, aunque también lo tiene, sino que puede eludirlo e incluso oponerse a él y seguir un camino dañino para él mismo o la especie. Esta capacidad de autodeterminarse mediante su voluntad es exclusiva del hombre. El hombre puede usar esta libertad que le ofrece su voluntad de muchas formas, pero la más extraordinaria y opuesta a la actividad instintiva de los demás animales es su capacidad de amar: la decisión  de buscar el bien de otro por encima del bien propio. Por desgracia, otros usos de esa libertad, como la autodegradación y el suicidio, también son prueba de que la voluntad humana está independizada de su instinto.

Pero no son estas las únicas funciones espirituales que distinguen al hombre del resto de animales, elevándolo a una categoría intrínsecamente superior: el lenguaje simbólico, el progreso, el arte, la ética y la religión son manifestaciones espirituales que no se dan en los animales y que hacen del hombre ese ser tan especial. Lo veremos en siguientes entradas.



[1] La memoria es una capacidad mental que registra, retiene y recupera información del pasado, como imágenes, ideas, sentimientos o experiencias. [2] El entendimiento es la capacidad humana de comprensión, asimilación y procesamiento de información, ideas o conceptos. [3] La voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta (RAE). La voluntad es el apetito racional que tiende de modo natural a lo que la inteligencia descubre como bueno, superando los estímulos de agrado y desagrado, para descubrir otras dimensiones en los objetos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario