jueves, 29 de septiembre de 2005

La existencia de Dios es lo más razonable

Algunos científicos niegan la existencia de Dios porque no pueden comprobarla empíricamente; pero no se dan cuenta de que también ellos son incapaces de demostrar empíricamente lo contrario. Como mínimo, habría que considerar inicialmente que ambas posturas tienen el mismo fundamento: se basan en la mera creencia del que las adopta. Pero la existencia de la creación y del hombre racional sí es demostrable, es evidente, es una realidad patente, aunque admitamos que "a priori" -sin apelar a la fe- desconocemos su procedencia. Por otra parte, quizá este mismo desconocimiento científico -se ignora el origen de la materia que forma el universo- debiera inclinar la balanza en favor de la existencia de Dios: a ti, ¿qué te parece?

Imagino que has oído hablar del Big Bang, pero te lo recordaré brevemente. Según las últimas teorías físicas, el universo entero procede de una explosión inicial ocurrido hace quince mil millones de años, por la que la energía (posteriormente materia) fue violentamente dispersada. A esta explosión u origen del universo conocido es a lo que se llama Big Bang (gran explosión, en inglés). Esa dispersión fue irregular desde el primer instante y por ello el universo resultante no es uniforme: existen galaxias, estrellas, planetas, seres vivos,... La irregularidad de dicha dispersión estaba calculada desde el principio de tal manera que la energía expulsada evolucionó sin interrupción hasta convertirse en el complicado y maravilloso mundo que conocemos. Esa bola compacta de energía que estalló ya llevaba grabadas las instrucciones de toda la evolución futura. Fue algo parecido a lo que ocurre con la gestación de un ser humano: la primera célula fecundada ya lleva grabada en sus genes hasta la menor característica del futuro ser. A los que lograron demostrar la existencia de esta irregularidad en el Big Bang se les ha recompensado con un flamante premio Nobel: lograron demostrar que el universo desde el primer instante "sabía" cómo evolucionar..., luego Alguien se lo habría enseñado.

Esta maravilla de la evolución del universo es difícil de comprender; quizá con un ejemplo me resulte más fácil explicarte que no puede ser producto de la casualidad. Te imaginas poniendo un petardo dentro de un bote en el que hubieses mezclado pinturas de muchos colores; y que, al estallar el petardo, se proyectase la mezcla contra una pared de manera que quedase dibujado el cuadro de "Las Meninas" de Velázquez; y que ello ocurriese con tal precisión que se pudiesen distinguir todas sus calidades pictóricas, hasta el último detalle. Pues algo así es lo que ha ocurrido con el Big Bang: ¿no crees que es muy difícil imaginar que el universo haya evolucionado, y llegado al grado de complejidad orgánica que ha alcanzado, por simple casualidad?; ¿que por casualidad apareciese una bola de energía que al estallar crease todo lo que existe, y su maravilloso juego de fuerzas y relaciones?; ¿no te parece más fácil la explicación de la existencia de una Inteligencia creadora que lo diseñó y dirigió?

Pero es que, además, la realidad que nos rodea ha superado en mucho a la posibilidad de pintar por casualidad Las Meninas con un petardo en un bote de pintura, ya que los personajes pintados habrían cobrado vida; y tomado sus propias decisiones; y pudieron volverse contra su Autor y negar la existencia de éste; y, en definitiva, alcanzaron la libertad de modificar el cuadro a su antojo. En el cuadro de la creación, las figuras tienen memoria, entendimiento y voluntad. ¿Se trata de otra casualidad?

Por esto es por lo que afirmo que la existencia de Dios, mi fe en Él, resulta mucho más razonable que el argumento científico de la casualidad... ¡éste sí que es ingenuo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario