martes, 27 de abril de 2010

Religión social vs religión individual.

Es un debate muy de nuestro tiempo si la Religión debe ser algo individual o si, por el contrario, tiene una dimensión social.

Por supuesto, la historia de todas las civilizaciones de todos las épocas de todos los rincones del mundo ha puesto de manifiesto la importantísima dimensión social de la Religión: si alguien lo duda que repase la historia del arte y de la arquitectura de todas esas civilizaciones, épocas y rincones. La Religión ha sido siempre la principal manifestación de una sociedad; y, si me lo permitís, incluso la ausencia de Religión de las sociedades ateas (dictaduras marxistas) era la manifestación más propia de dichas sociedades.

Pero quería llevar esta dimensión social a la historia del Pueblo de Dios.

Durante la época del Antiguo Testamento, la Religión era precisamente la "constitución" del pueblo de Israel: era una teocracia precísamente porque ese pueblo había sido fundado directamente por Dios, de la estirpe de Abraham. Por lo tanto, la Ley que lo regía era una ley divina, dictada por Moisés; y que obligaba a todo el pueblo no sólo en conciencia, sino con fuerza civil e, incluso, penal. A Jesús le condenan a muerte precisamente por blasfemo: ir contra Dios es ir contra el pueblo.

Pero en el Nuevo Testamento la Ley (en especial en su dimensión más social) pierde toda su fuerza inicial porque la religión revelada deja de ser una cuestión exclusiva del pueblo de Israel y pasa a ser universal: Dios se revela en Jesús a todos los pueblos, todas las sociedades y, muy especialmente, a todos y cada uno de los individuos. Permanece la ley moral (el Decálogo); pero decae la ley social, los 613 mandamientos, porque ahora todos los ordenamientos sociales que no contradiga el Decálogo son aceptables, son susceptibles de amparar el Reino de Dios.

En este sentido es en el que se puede decir que cede su importancia la dimensión social de la Religión y adquiere mayor importancia la dimensión individual: la salvación ya no es de un Pueblo, es individual de cada persona que crea y ame a Cristo; y sobre todo, que acepte su mensaje.

Nos preocupa mucho el rumbo que siguen las sociedades actuales, que no sólo no manifiestan su dimensión religiosa, sino que pretenden evitar que cada individuo lo manifieste socialmente su fe; porque esto es malo. Pero el peligro no es tanto la corrupción de la sociedad como tal [lo que ya ha ocurrido varias veces], sino la corrupción de los individuos, de cada una de las personas...

El fin llegará cuando se corrompan más personas de las que se convierten: entonces la continuación de este tiempo ya no tendrá objeto. Y si nos ceñimos a la civilización occidental, eso ya está ocurriendo...

1 comentario:

  1. Muy buen blog, comparto muchas ideas con el contenido que he leído aquí.

    Algo que siempre digo es:

    "Si no lo quieres ver por fé, entonces por lógica".

    Ninguna de las dos está peleada con la otra. Me es, muy agradable leer este tipo de textos.

    Un saludo de Aldonza

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