jueves, 27 de mayo de 2010

La conjugación de los extremos

Decíamos que la virtud no está en conciliar los extremos en un medio ideal. De hecho, el Cristianismo no ha venido a conciliar ambos extremos, sino a mantenerlos en su integridad.

El Cristianismo es la religión verdadera, la interpretación verdadera del mundo, la respuesta verdadera, precisamente porque da razón de ambos extremos, porque da razón de lo que se constata en la realidad.

Y el Cristianismo suele otorgar la misma importancia a los dos extremos:

Dios es uno y trino; Cristo es Dios y hombre; sube a los Cielos y se queda con nosotros; el mundo creado es material y espiritual; el hombre es cuerpo y alma; María es virgen y madre;todas las cosas creadas son santas, pero todas nos pueden hacer pecar; Dios es infinita misericordia e infinita justicia; nos dijo: sed sagaces como serpientes pero sencillos como palomas; no se puede despreciar ni una tilde de la Ley, pero la Ley no es lo importante; el que no muere no da fruto; el que gane su vida la perderá y el que la pierda la ganará; fuera de la Iglesia no hay salvación posible, pero todos los hombres están llamados a la salvación; mi yugo es suave y mi carga ligera; el que no toma su cruz cada día y me sigue no es digno del Reino; mi reino no es de este mundo, pero es rey.

¿No hay en el mensaje evangélico tantas contradicciones aparentes como en la vida del hombre? Pues este es el Camino, la Verdad y, en definitiva, la Vida misma.

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