sábado, 22 de mayo de 2010

Una gran posibilidad.

Hablábamos en la entrada anterior de que el enemigo tiene interés en cegar los sentimientos que pudiesen llevar a rechazar el crimen del aborto. Aparte del desorden moral que esto supone [y del síndrome post-aborto, del que el enemigo sabrá sacar provecho en su momento, cuando suscite los remordimientos que lleven a la desesperación], tiene otra poderosa razón para actuar así.

Y la razón es que un feto es una gran posibilidad; o, mejor dicho, una posibilidad de cosas grandes: amor, sabiduría, ternura, valor, patriotismo; y también ingeniería, descubrimientos, familia, ... Todas ellas cosas que ningún ingenio puede conseguir, salvo el propio actuar humano. El hombre es una inagotable fuente de bien, cualquier hombre, cualesquiera que sean sus circunstancias. Por esto el enemigo quiere cegar esa fuente de bien desde su comienzo.

Y el hombre no quiere ver que eliminar esa posibilidad de bien [que no puede ser sustituída por ninguna otra], atenta contra la humanidad tanto como eliminar a quien ya es una realidad por haber nacido; y atenta contra Dios, que es el diseñador y creador de todas las posibilidades, realidades y bienes posibles.

Se puede decir que, si la criatura preferida de Dios es el hombre, la del enemigo es el aborto: y hay países occidentales en los que ya se crean más de éstos que de aquéllos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario