martes, 7 de septiembre de 2010

Dios y los científicos

Dicen que Stephen Hawking ha dicho que Dios no fue necesariopara la creación del universo; y esto es mucho decir, porque...:


¿Estaba él allí para comprobar lo que hacía falta antes del Big Bang?


Si la ciencia lo desconoce todo del momento anterior al Big Bang, ¿como se puede hacer esa afirmación?


Si antes del Big Bang todo era caos, ¿quién imprimió el orden implícito en esa energía inerte, para que su desarrollo fuese la creación como la conocemos?


En todo caso, si estuviese dispuesto a admitir que para la creación no hacía falta Dios [veanse mis entradas del 29 y 30 de septiembre de 2005, para repasar argumentos sobre la necesidad de la intervención de una Inteligencia Diseñadora]; eso no significaría que la falta de necesidad excluya la existencia de Dios.


Y, si el señor Hawking fuese capaz de convencerme de que toda la creación podría haber aparecido sin que Dios existiese, yo seguiría preguntándome: ¿es posible el Evangelio sin Dios? Podría llegar a creer que todo sea fruto de la casualidad en la evolución de la materia inerte [¡mucha casualidad sin causalidad es esa!], mientras Dios se limita a observar inactivo; pero nunca podré creer que el mensaje evangélico sea invención del hombre. No, el Evangelio no puede ser fruto de la casualidad, ni de la evolucion aleatoria de la materia. Al Cesar lo que es del Cesar [y sólo lo que es suyo] y a Dios lo que es de Dios [prácticamente todo].

Más les valdría a los científicos dejarse de tanto cálculo teórico y pararse a observar sin más la creación; o lo que es mejor, pararse a observar dentro del corazón humano. Seguro que entonces sí veían clara la necesidad de un Dios creador y padre...; y si de paso investigan dentro del Evangelio, descubrirán también al Hijo.

1 comentario:

  1. ...fíjate que Dios no obserba inactivo....Estando lavando platos y pensando en lo que no me gustaba para nada.:unA mujer que se había separado de su esposo Estaba en la sala de mi casa. Ella estaba interesada en conquistar un hijo mío soltero y buen muchacho...En mis pensamiento de repulsión por ella miré hacia la sala y no la ví, pues una mano levantada, muy grande e iluminada me lo impidió. Inmediatamente caí en la cuenta de que era la mano de la estampa de Jesús Misericordioso que tengo colgada en la cocina, en el mismo lugar, Me sentí muy mal al comprender lo que me iluminó aquello:¡no juzques..porque eso no te corresponde a tí!

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