viernes, 6 de mayo de 2011

¿Se esconde Dios detrás del mal?

Estamos hablando de la huella de Dios en el mundo y de la queja de muchos de que Dios se esconda del hombre. Esto por supuesto es falso: es precisamente Dios quien ha tomado la iniciativa y se ha revelado al hombre para que éste pueda conocerlo. Y no le ha bastado con revelarse: también se ha encarnado para que podamos "tratarle" de una manera más humana. No obstante, reconozco que en ocasiones a todos nos parece que Dios se ha escondido o, por lo menos, se ha retirado a descansar por un tiempo.
Algunos piensan que donde mejor se esconde Dios es detrás del mal. Para muchos la constatación del mal, de los horrores que sufre la humanidad [a veces el dolor de unos hombres a manos de otros hombres] les impide ver a Dios. Pero la realidad es que Dios no se esconde detrás del mal -ni en ningún otro lugar-, porque el mal no existe por sí mismo: el mal es la ausencia de bien, la ausencia de Dios. El mal es lo que queda cuando eludimos el bien, cuando eludimos a Dios. Por desgracia tenemos dos buenos ejemplos de esta afirmación: los tres totalitarismos que negaron a Dios fueron los más terroríficos de la historia. Me refiero a la Revolución Francesa (que exaltó la razón), el Nazismo (que exaltó la superioridad de la raza) y el Comunismo (que exaltó al estado y abolió la dignidad individual).
Por tanto, no es que Dios se esconda detrás del mal o que éste le sea indiferente, sino que nosotros le hemos apartado y Él simplemente ha respetado nuestra libertad; y podríamos decir que la respeta "muy a su pesar", porque sin libertad humana no hay bien posible.
No culpemos a Dios de un mal del que sólo nosotros tenemos la culpa.

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