lunes, 22 de agosto de 2011

La Jornada Mundial de la Juventud en Madrid

Ha pasado la JMJ 2011en Madrid y ha sido como un huracán. Pero no de esos huracanes que lo arrasan todo, sino un huracán que nos ha levantado hasta muy arriba y luego nos ha dejado suavemente en el suelo.
Cada uno deberá meditar sobre su experiencia y los efectos de este huracán de juventud.
Yo trataré de transmitir en diversas entradas cuál ha sido mi experiencia; pero antes de comenzar me gustaría manifestar una queja: es la Jornada de la Juventud "Católica". Me gustaría que este apelativo figurase muy claro en la denominación de estos encuentros, porque el denominador común de todos estos jóvenes es precisamente que son católicos. Y es importante tenerlo en cuenta a la hora de comparar la actuación de estos dos millones de jóvenes con el comportamiento que otros jóvenes tienen en otro tipo de reuniones. ¿Es posible juntar a dos millones de jóvenes por cualquier otro motivo sin que la ciudad quede arrasada? Pues esa es la diferencia: éstos son jóvenes católicos.
¿Qué diferencia a un joven católico de otro que no lo es? Pues aparentemente nada: tendrán las mismas aficiones, ambiciones, errores y aciertos. Pero el jóven auténticamente católico buscará siempre el bien, aunque no lo logre; y el joven sin ideal cristiano, o no sabrá o no querrá buscarlo. La diferencia radica en que una persona se haya encontrado con Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida, o no se haya encontrado y ande tan despistado que -aunque pretendiese ser un buen hombre- no sabrá cómo hacer el bien.
¿Cómo encontrarnos con Cristo? Esta es una cuestión que trataremos en otra entrada posterior.

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