lunes, 5 de julio de 2010

La Bisagra

El cuarto mandamiento es el más importante de la segunda parte del Decálogo, por delante de asuntos aparentemente más graves, como el asesinato, el robo o la fornicación.

Siempre he admitido la revelación sin cuestionarla; pero cuando no lo entiendo, trato de averiguar las "razones de Dios". Por supuesto, en esto hay algo de soberbia humana: exigimos entender para obedecer. No obstante, como yo no supedito mi obediencia al entendimiento, sino que busco éste "pro demás", Dios suele hacerme el favor de permitirme entenderlo.

Y recientemente escuche de una persona la explicación al cuarto mandamiento: es tan importante, porque es la bisagra que une la primera tabla del Decálogo (obligaciones para con Dios) con la segunda tabla (obligaciones para con los demás). Es decir, todo lo referente al matrimonio y la familia, es la clave para que la sociedad sea acorde a la naturaleza humana y, a la vez, sepa en la práctica cómo tratar a Dios.

Sin familia natural, ni somos humanos ni podemos entender lo divino. Por esto el enemigo (el malo) tiene tanto empeño en corromper la familia.

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