jueves, 21 de febrero de 2013

Fe y caridad

La carta del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma de 2013 está perfectamente armonizada con su declaración del año de la Fe en su carta Porta Fidei; tanto, que casi no habla de los típicos temas cuaresmales: oración, limosna y ayuno. Pero, en cualquier caso, es otro de sus magistrales escritos en el que viene a remachar la necesidad de compaginar Fe y Caridad.
Empieza recordándonos lo que ya nos dijo en su encíclica Deus Caritas est: no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida...
Es decir, el Cristianismo es la adhesión a una Persona a la que se ama, más que una adhesión a una idea o una moral, por muy alta que esta sea. Sin amar a Cristo no se puede ser cristiano. Pero el Papa nos aclara que no se trata de un amor sensiblero... El encuentro con Dios Amor no sólo comprende el corazón, sino también el entendimiento: El reconocimiento del Dios vivo es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor.
El auténtico amor está siempre en evolución, por esto, el Cristianismo será el seguimiento de Cristo cada vez más de cerca; y la mejor manera de acercarnos a Él es acercándonos a los demás: El cristiano es una persona conquistada por el amor de Cristo y movido por este amor ―«caritas Christi urget nos» , está abierto de modo profundo y concreto al amor al prójimo.
La mejor prueba de que estamos amando a Cristo como Él quiere ser amado es que compartimos ese amor con los demás; en caso contrario, pequeño es nuestro amor. 
La Fe nos muestra el amor de Dios y sirve de la espoleta para iniciar nuestro amor en respuesta al suyo; si este segunda paso no se llega a dar... vana es nuestra Fe. En palabras del Papa: la principal actitud característica de los cristianos es precisamente «el amor fundado en la fe y plasmado por ella...
No se puede explicar mejor... vamos a echar de menos la sabiduría y claridad de este Papa... ¡Pero seguro que el Espíritu ya nos tiene preparado algo mejor aún! 

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