miércoles, 22 de octubre de 2014

Perder la vida

El mal del mundo actual es que se busca solo el placer, la sensualidad, el propio capricho; y esto nos hace esclavos de ese placer y esa sensualidad
A lo más, estamos dispuestos a renunciar a parte de nuestra comodidad para seguir el plan que nos hemos trazado a largo plazo para obtener cosas de los demás. Nos sacrificamos por conseguir una mayor formación o una mejor forma física, porque esto nos permitirá competir con ventaja sobre los demás y llevarnos lo mejor de lo que el mundo ofrece. Y nos hacemos esclavos de ese plan tan ambicioso.
Si por el contrario nuestro objetivo fuese servir a los demás, capacitarnos mejor para poder dar más, en vez de recibir más, entonces seriamos libres y señores de nuestras propias vidas. 
El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, la encontrará (Mateo, 16,25)

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