viernes, 31 de octubre de 2008

¿Mover Montañas?

Si tuviésemos fe como un grano de mostaza, moveríamos montañas... (cfr. Mt 17, 20)

Por supuesto, no pretende el Señor que cambiemos la orografía de la Tierra, sino que sepamos que todos los obstáculos que se presentan en nuestra vida -a veces como auténticas montañas-, pueden superarse si la Fe nos hace obrar con confianza en el Señor. Si tuviéramos suficiente Fe en que los caminos del Señor -las normas que Él nos ha revelado-, son siempre la mejor solución a cualquier problema -la única manera de alcanzar la felicidad-, avanzaríamos mucho más rápido y, además, contaríamos con su ayuda. Pero habitualmente, al ver una montaña desconfiamos del Señor y damos un rodeo para no tener que subirla: de esta forma retrasamos sus planes y, en definitiva, nuestra respuesta a su voluntad.

Pero, con Fe, ¡qué fácil mover las montañas que se interponen en el camino de nuestra conversión, o de nuestra aceptación de los planes de Dios!

Tenemos que pedir la Fe a Dios, una Fe que nos permita mover la única montaña que Dios mismo no puede mover: nuestra voluntad, porque Él no forzará nunca nuestra libertad.

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