miércoles, 22 de octubre de 2008

Mis bodas de plata

Hoy hace veinticinco años que me casé con mi mujer y madre de nuestros nueve hijos nacidos, uno de los cuales ya goza del Cielo. Es un día de felicidad que quiero compartir con todos. No sólo porque las alegrías hay que compartirlas, sino porque en un mundo en el que el compromiso se evita a toda costa, creo que es un buen testimonio dar a conocer que el compromiso mantenido es lo que nos da la felicidad.

En la cultura del deseo hay que proclamar bien alto que la felicidad procede del convencimiento de estar en el camino correcto; y la alegría se deriva de la esperanza de llegar a la meta.

Mirando ahora hacia atrás, compruebo que merecía la pena cada una de las renuncias que me han llevado a mantener mi compromiso matrimonial. Al fin y al cabo, FIDELIDAD tiene casi las mismas letras que FELICIDAD.

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