domingo, 26 de diciembre de 2010

Dios y la civilización occidental

Nos preguntábamos en la entrada anterior por qué Dios separa de las avanzadas civilizaciones a las personas o pueblos a los que quiere revelarse. Y de la actual civilización occidental, ¿también tendrá que separarnos para poder revelarse con eficacia?

Manifiestamente, la actual civilización occidental -esa que tiene profundas raíces cristianas que la distinguen claramente del resto de civilizaciones y culturas y que, por su bondad, se ha impuesto a cualquier otro modelo y ha alcanzado grados de progreso muy superiores a los de cualquier otra-, está profundamente alejada de Dios. Y no sólo está alejada de Dios, sino que también se ha alejado bastante de la propia naturaleza humana. E incluso ha llegado a perder la racionalidad que en un principio le impulsó a renegar de Dios: el posmodernismo ha abdicado de la razón y se ha quedado en el deseo. El hombre es su propio Dios y no hay más razón ni motivo que su "santa voluntad": satisfacer su deseo en el mismo momento en el que éste se presenta. El hombre ya no es un animal racional, sino simplemente un animal que domina la técnica para satisfacer sus instintos.

Y ahora pregunto: ¿En una sociedad así puede revelarse Dios? O simplemente, ¿cabe Dios en nuestra vida técnica, irracional e instintiva? Tengo mis serias dudas.

Por supuesto, desconozco los planes de Dios; pero no me extrañaría nada que tuviese que suscitarse un nuevo pueblo, una nueva civilización para poder empezar desde cero y enderezar el rumbo absurdo que ha tomado el hombre. ¿Qué nuevo pueblo? Pues se me ocurren dos posibilidades: que aquellos pueblos que evangelizamos desde occidente ahora vengan a evangelizarnos a nosotros; o que una crisis política y económica nos devuelva a la Edad Media. Por supuestos, también existen todas esas posibilidades que Dios, en su infinita misericordia, conoce perfectamente y que nos serían menos dolorosas...

Aunque la tremenda crisis económico-financiera actual, generada por la codicia de occidente, puede ser un signo de los tiempos muy claro...; y un indicio de por dónde va a transcurrir la Historia a corto plazo...

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