martes, 18 de septiembre de 2018

Los nacionalismos



Los nacionalismos radicales, entendidos como aquellas posturas en las que se rechaza de plano al que no pertenece a la propia nación y se le margina como a un ser inferior -o que simplemente se postula el separatismo como forma de diferenciación-, son opuestos a la concepción social cristiana. Pero no deben confundirse con el patriotismo, entendido como el amor por la propia patria o tierra que, como todo amor, siempre es positivo. El patriota defiende lo suyo, sin despreciar nada y orgulloso de compartir lo suyo con los demás, sin separatismos ni marginaciones.

Son contrarios a la concepción social cristiana por el mismo concepto de cristianismo, abierto a toda la humanidad, cultura, raza o concepción política; porque la llamada de Cristo, en contraposición a la Antigua Alianza que se establece sólo con el pueblo judío, fue universal. Esta es la mayor novedad del mensaje evangélico: la llamada universal. Y, de hecho, el cristianismo se extendió rápidamente por todo el mundo conocido; y posteriormente se fue extendiendo por los nuevos territorios que se fueron conociendo (América y extremo oriente) por la acción de los evangelizadores.

Fue el nacionalismo extremo de los judíos el que les lleva a crucificar al Justo: no quieren admitir que los paganos (despreciables para ellos) puedan estar llamados por Dios en igualdad de condiciones. Y para no ceder en su pretensión de superioridad, cometen el absurdo de someterse al dictamen de Pilatos, el gobernador Romano; e incluso proclamar aquello de "no tenemos más rey que el César".  Los nacionalistas, sometiéndose a los conquistadores para reivindicar su soberanía: quizá el nacionalismo, además de fanático, sea torpe. 

Pero consiguen acabar con Cristo, el rabino que vino a predicar para todos una misma esperanza, sin distinción, y una hermandad universal como hijos de Dios. ¿Acabar con Cristo? Más bien lo que consiguieron fue expandir el cristianismo por todo el Imperio Romano. 

El cristianismo es lo radicalmente opuesto al nacionalismo: y esto lo proclamó Cristo que pertenecía a un pueblo sojuzgado de verdad por los romanos.

Es mi convencimiento.

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